Capítulo XXVIII: Olivia

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10 horas y 48 minutos llevaba Chaeyoung encerrada en su cuarto y Mina se preguntó hasta dónde llegaría aquello. Debían hablar, ella quería contarle cosas y no iba a hacerlo con una puerta entremedia.

No había dormido en toda la noche y ahora eran pasadas las dos de la tarde. La cabeza le dolía, había llorado en la madrugada y la silla, que ahora ocupaba Beom-gyu, no fue nada cómoda para pasar seis horas allí sentadas.

Sentía incluso el ardor en su espalda, uno de sus dedos tenía un pequeño corte cuando quitó los trozos de vidrio que Chaeyoung le ordenó alzar y tenía ganas de vomitar. Olivia y Beom-gyu comían a su lado y el olor penetraba sus entrañas. Sin embargo no abandonó su lugar y les sonrió, cuando volteaban a verla preocupados.

Podía notar como ambos querían decirle algo, tal vez fueron testigos de lo ocurrido en la madrugada y solo no se atrevían a hablar. Olivia estiró su plato, ofreciéndole de su almuerzo pero ella negó ligeramente, nunca perdía el apetito pero todo lo que nunca había vivido paradójicamente lo hacía ahora.

— Chaeyoung te molestó anoche ¿cierto? —le preguntó Olivia antes de darle una mordida a su hamburguesa. Genial,ellos lo habían oído todo.

— Tuvimos una pequeña discusión —no tenía sentido mentirles. Ambos niños eran demasiado inteligentes y lo notarían si lo hiciera.

— Se oyó desde mi cuarto —agregó Beom-gyu— Chaeyoung estaba muy enojada. Hacía tiempo que no se comportaba así —ella arrastró sus manos en los muslos y suspiró. Sí, hacía tiempo medido en meses. La castaña había adquirido un cambio en su temperamento que la noche anterior reflotó y no estaba muy segura si duraría de la misma manera.

Al principio lo entendía porque no se conocían y Chaeyoung no tenía por qué brindarle confianza ni tratarla con su mejor humor. Pero ahora habían compartido sonrisas enamoradas y palabras con cariño; sin contar las noches en que hacían el amor. Por lo tanto, encontrar el equilibrio entre ambas Chaeyoung y regresar todo a como dos días atrás, iba a ser un poco difícil.

Lanzó un suspiro melancólico y apoyó su codo sobre la mesa, sosteniendo su mentón sobre la mano; podía ver desde allí el living y el inicio de las escaleras pero Chaeyoung ni siquiera había hecho el intento de bajar y mucho menos abrir la puerta.

— Sí, lo sé pero lo de anoche...fueron muchas cosas —intentó excusarse pero sabía que no tenía sentido. Ni los niños le creerían y para sí misma era un pretexto patético. Solo fue Somi. Somi y su maldita intervención en su relación con Chaeyoung y la culpable de romperla en pedazos. Sí, eso había hecho, solo destrozado pero no acabado y ella juntaría cada parte, sin dejar escapar ninguna y lo uniría todo de vuelta. Solo necesitaba la ayuda de Chaeyoung y las cosas retomarían su curso.

— ¿Muchas cómo qué? —preguntó Beom-gyu y ella lo observó un momento. Tenía el borde de su labio con salsa y algo de mostaza, mientras acababa de a poco su hamburguesa. Le tendió una servilleta y le sonrió, antes de intentar unir las ideas y cerciorarse de qué debía responder.

— Cosas de adultos, Beom-gyu.

— Chaeyoung a veces se comporta como una niña —murmuró Olivia— cuando me discute cosas sin razones, por ejemplo.

— No hablo de eso, Olivia ―le sonrió ella y la niña alzó sus hombros.

— ¿Entonces de qué? —insistió la pequeña castaña― Anoche rompió un vaso, Mina ¿Qué es lo que pasa entre ustedes? Además de gustarse —agregó con obviedad.

— Solo eso, Olivia. Nos gustamos.

— Oh, oh, ahora entiendo —murmuró la niña dejando su comida y alzando sus brazos de manera pensativa— le dijiste que no ¿cierto?

reglas de oro ; 𝗺𝗶𝗰𝗵𝗮𝗲𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora