Se despertó de inmediato, respirando con dificultad una bocanada de aire y tosiendo para expulsarlo.
Estaba tendida en el suelo, sobre hierba fría y húmeda, un cielo gris sobre ella. Estaba lloviendo, una llovizna que azotaba sus mejillas, arrojada a su rostro por ráfagas de viento. Le dolía la cabeza, como si se la hubiera golpeado contra una superficie dura, y notaba el sabor a sangre en la boca.
—Levántate, Harrie.
La voz de Bellatrix atravesó su estado de aturdimiento. Su mano derecha reflexivamente se metió en el bolsillo, y la encontró vacía de cualquier varita. Se incorporó, gimiendo ante el destello de dolor que le recorrió la espalda.
—¡Arriba! —Bellatrix espetó, su varita moviéndose hacia Harrie, golpeándola con una sacudida de electricidad.
Harrie se puso de pie y se lanzó hacia Bellatrix. Fue empujada hacia atrás por otro zap, más fuerte, causando calambres ardientes en sus extremidades, casi haciéndola caer de rodillas.
—No seas estúpida —dijo Bellatrix—. Pensé que te daría la oportunidad de caminar hacia el Señor Oscuro por tus propios pies, pero si insistes, puedo inmovilizarte y llevarte adentro.
Harrie dio un paso atrás, extendiendo una mano tranquilizadora.
—Caminaré.
—Bien. Después de ti.
Se giró hacia la elegante mansión, cuya sombra la envolvía a ella y a Bellatrix. Su fachada blanca parecía glamorosa incluso bajo la lluvia, y las luces brillaban en las ventanas con paneles de diamantes, insinuando lo que esperaba dentro.
Harrie se armó de valor y entró.
La puerta se abrió silenciosamente cuando ella se acercó, a un pasillo débilmente iluminado. Los retratos se alineaban en las paredes, y si Harrie había tenido alguna idea de adónde la había llevado Bellatrix, los rostros que la seguían desde dentro de esos marcos cimentaron su intuición, con sus ojos claros y cabello plateado.
Ella estaba en la Mansión Malfoy.
Bellatrix la dirigió hacia las pesadas puertas dobles de madera con manijas gemelas de bronce. Se acercó por detrás a Harrie, clavando su varita en la parte baja de su espalda.
—Alguien se ha estado muriendo por verte... —la bruja mayor le susurró al oído.
El corazón de Harrie dio un vuelco en su pecho, su mente se dirigió instantáneamente a Snape. ¿Estaba allí? ¿Estaría al lado de Voldemort cuando se decidiera su destino? ¿Qué quería Voldemort con ella de todos modos?
Entraron en un gran salón con paredes de color púrpura oscuro, brillantemente iluminado por brillantes candelabros de cristal que colgaban del techo. Alrededor de una docena de personas se sentaron en una mesa larga y adornada. Habían estado hablando, y un silencio cayó sobre ellos, las voces se apagaron, todas las cabezas se giraron hacia Harrie y Bellatrix.
Voldemort estaba en la cabecera de la mesa, sentado en una silla dorada de respaldo alto, presidiendo la reunión. Un fuego rugiente en la chimenea detrás de él proyectaba su silueta en un brillo dorado, acentuando sus rasgos inhumanos, la piel demasiado pálida, la falta de nariz, los ojos carmesí.
Harrie debería haber estado preocupada por él, debería haber mantenido sus ojos en él, la presencia más amenazante en la habitación, pero en cambio su mirada se dirigió a Snape. Estaba sentado a la derecha de Voldemort, el más cercano a él. Sus miradas se conectaron, y algo de tensión se escurrió de ella, solo por eso, por verlo de nuevo y mirar esos ojos oscuros y familiares. Parecía que le sucedía lo contrario. Su mirada se endureció, mientras un pequeño músculo emplumaba su mandíbula.
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𝒞𝒶𝓊ℊ𝒽𝓉 𝒾𝓃 𝓉𝒽ℯ 𝒶𝒸𝓉 (𝒯𝓇𝒶𝒹𝓊𝒸𝒾𝒹ℴ) ✓
FanfictionSe suponía que Snape no debía entrar. No debía ver lo que Harrie y Remus estaban haciendo a puerta cerrada. Y definitivamente no se suponía que debía unirse. Esta historia no me pertenece. Créditos a: lone_amaryllis, usuario de Ao3. 𝑳𝒊𝒏𝒌 𝒅𝒊𝒓�...