Capítulo 5
El mundo de los enredos; El lavado de las sábanas.Draco intentaba hacer su vida normal aún con los mensajes continuos de Pansy y Blaise hablando de Potter llegando a él cada dos días. Era, siendo agradable con las palabras: estresante.
No es que le molestara que sus amigos se preocuparan por él, ni que intentaran enviarle información por la cuál Potter podría o no estar siguiéndolo -él se negaba fuertemente a que esa fuera la razón-, lo que lo estresaba era que toda la información la sacaban de artículos del profeta, y lo que era aún más molesto. Todos artículos que tenían que ver con ex-mortifagos prófugos.
Sabía que no era su intención, pero realmente lo menos que necesitaba era recordar constantemente que tenía una huella imborrable en su brazo y era odiado por más de la mitad de la comunidad mágica. Además, dudaba que Potter lo estuviese siguiendo por ser un mortífago —o que lo estuviese siguiendo, solo recalcando—. Sus amigos parecían haber olvidado que él fué quien impidió que pisara Azkaban apenas terminó la guerra.
Por eso, ese día cuando miró a la lechuza llegar con una nueva carta en el pico, y su celular vibró en su bolsillo, decidió que debía dejarlo para después por su paz mental y dejó ambas cosas en el sofá; tomó el cesto con sábanas sucias con las que tendría que enfrentarse hoy y una manzana junto a una barrita de frutos secos antes de salir hacia el sótano.
Apenas piso las escaleras del lugar asomó la cabeza hacia adentro, notando que Potter no había llegado, como era usual. Bajó los escalones de dos en dos y puso la cesta sobre la mesa metálica, se acercó a una lavadora y cumplió con todos los pasos que repasaba en su mente como si se tratase de una poción complicada, y una vez acabó con eso empezó a sacar las sábanas de una en una.
—¿Nuevo jefe, Malfoy?—preguntó una voz detrás de él, Draco ni siquiera se sobresaltó esa vez, aún si los pasos del moreno fueron tan silenciosos que no logró escucharlos en todo el silencio.
Se giró para quedar frente a él, viendo que cargaba una cesta con ropa de diario y la túnica de Inefable, estaba vestido también con una pijama cómoda, y las ojeras tras las gafas parecían cada vez más grandes. También parecía más frustrado.
Draco decidió ignorar su apariencia por el momento, negandose a carcomer su cabeza con preguntas que no obtendrían respuestas por parte del moreno. En cambio, solo arqueó una ceja en su dirección.
—Ya sabes, como en los videojuegos—y señaló la cesta con sábanas mientras lo decía—.¿Has jugado alguna vez?.
—Poco. Un conocido me enseñó cuando fuí de visita una vez, tengo una consola, pero solo la uso algunos fines de semana—se encogió de hombros. Esa información sobre él no era importante, más allá de mostrar que sabía al menos algo de la tecnología muggle.
—Hace poco te ví un celular también...—dijo el moreno, sin embargo pareció decirlo más al aire que para Draco—.Nunca creí que tú y cualquier cosa muggle podrían mezclarse.
Y después de decir eso, puso la cesta junto a la suya, y apartó la lavadora que estaba justo a su lado.
Eso era nuevo.
Draco no pudo evitar tensarse ante esa nueva acción, estaba acostumbrado a tener a Potter por allí, a unos cuántas lavadoras de la suya mientras se pinchaban un poco entre ellos. Sin embargo tenerlo tan cerca era un nuevo nivel de cercanía y confianza que no se sentía preparado para ceder.
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Problemas de lavandería (Harco/Drarry)
RandomDraco tenía problemas al usar una lavadora y Harry, bueno, él había estado por allí solo de casualidad.