Capítulo 6
Problemas de magia y revelaciones no tan gratasDraco observó la puerta de su apartamento abrirse con el ceño fruncido, sin moverse de su lugar en medio de la sala. Por ella, con una bolsa de papel marrón y una confusión naciente en su rostro entró Blaise Zabini.
—¿Qué carajos pasó aquí?—escupió apenas tuvo una imagen completa del panorama—¿Y por qué mierda estás en el piso?.
El rubio, aún sin hacer ningún movimiento visible para levantarse del sitio en la madera donde se había acostado, emitió un pequeño quejido, que resultó en la bolsa que Blaise llevaba en la mano siendo propulsada por una fuerza invisible hasta su estómago.
Blaise lo observó un momento más, luego apartó algunos libros sin cuidado alguno con el pie, y se sentó a su lado.
—¿Eso que hiciste fué magia sin varita y no verbal?—preguntó con lentitud, mirándolo a los ojos con cautela, como si Draco fuese un gato asustado que lo arañaría si se sentía amenazado. Draco bufó.
—Todo es culpa de Potter—fue todo lo que dijo, y por fin se movió, solo para abrir la bolsa y sacar una de las grandes rosquillas de chocolate que había pedido.
Blaise frunció el ceño, procesando la situación y las palabras de Draco como si fuera un caso especialmente difícil, luego saco su varita.
—¿Te atacó? ¿Debo hechizarle el culo o algo?.
Draco estuvo tentado a decir que sí, sin embargo dió una gran mordida a su rosquilla y se sentó con lentitud, las costillas del lado izquierdo le dolían, y estaba perfectamente seguro de que tendría un moretón bastante feo más tarde, más no le dió la atención necesaria.
—Creo que fui demasiado obvio en mis intenciones de saber si estaba hurgando en mi mente o no—admitió, viéndose apaciguado de su malestar por el sabor a chocolate inundando sus papilas gustativas.
—¿Entonces sí se pelearon?—siguió insistiendo. Draco bufó y negó con fuerza.
—No, no. Lo molesté un poco, eso seguro—gruñó, terminando la rosquilla de otro gran bocado—.El imbécil envío bastante de su magia sobre mí, creí que toda se había quedado con él cuando salí huyendo, pero no fué así y...bueno—señaló alrededor sin muchas ganas.
El moreno no habló en el siguiente minuto, mirando el desastre alrededor. Las gavetas en la cocina estaban todas abiertas, con latas, implementos de plástico y cajas de cereal tiradas sobre los mesones y el fregadero, una maceta se había jodido bastante feo en el piso, dañando en su camino la madera también, las estanterías estaban vacías, todos los libros y las películas regadas por el piso, uno de los sofás estaba tirado de lado y el televisor se había movido unos buenos centímetros sobre la mesa.
En realidad, si Draco no le hubiese pedido que pasará por rosquillas antes de llegar y lo hubiese visto totalmente ileso en medio del caos, ya hubiera abierto un caso en la oficina de aurores y estuviera hechizando el culo de medio mundo.
—¿Todo esto lo hiciste tú?—preguntó, solo para asegurarse. Draco emitió un ruido mitad afirmación, mitad exhasperación.
—La señora Ortíz creyó que me estaban matando o algo, envío a su hijo y tuve que decirle que solo estaba haciendo remodelación y que era excesivamente torpe—explicó con pereza, rebuscando entre las rosquillas—.El chico me dió su número.
Blaise bufó. Agradecía que su amigo tuviese vecinos que se preocuparan mínimamente por él, al menos, pero le dolía la cabeza de solo pensar en otro tipo de sonrisa estúpida caminando tras Draco como un pequeño perro en busca de mimos. Los tipos que se fijaban en Draco siempre eran un dolor de culo.

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Problemas de lavandería (Harco/Drarry)
AléatoireDraco tenía problemas al usar una lavadora y Harry, bueno, él había estado por allí solo de casualidad.