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Abril 02, 2022
Melbourne, Australia.

El cálido clima de Australia le daba la bienvenida a Carlos y Charles, quienes habían decidido salir a explorar la ciudad antes de poner su mente en la carrera que se aproximaba.

Eran las tres de la tarde y habían quedado en ir a ver el Real Jardín Botánico de Melbourne, todo a petición de Carlos porque sabía que a Charles le gustaba y disfrutaba ese tipo de cosas.

Llevaban como una hora apreciando todo lo que le ofrecía el lugar. Charles iba unos centimetros alejado de Carlos observando, emocionandose y sonriendo por estar rodeado de tanta flora.

Carlos, en estos momentos, sentía que iba con un niño pequeño que se encontraba emocionado porque tenía un nuevo juguete. — ¿Qué te parece?.—

—No puedo con tanta belleza, Carlos.— Charles se sentó en una piedra que había en el lugar que se encontraban, el jardín era tan grande que ya no podía adivinar en que parte estaban.— Gracias por pedirme que vengamos aquí. Dios, estoy muy feliz.

—Lo puedo ver por la gran sonrisa que tienes.— Carlos sonrió burlón cuando vio que a su compañero se les tiñeron las mejillas de un lindo color carmesí.— Por un momento pensé que ibas a desaparecer como el gato del país de las maravillas.

Charles solo atinó a darle un golpe en el hombro cuando se sentó alado de él. El madrileño ojeaba su alrededor, sentía paz al estar ahí y por una parte lo alegraba. Esperaba que con ese pequeño escape, todas sus preocupaciones, tanto las de él como las de Charles, se fueran.

—Es un lindo lugar para tener una cita.— Soltó el piloto español y el ojiverde asintió de acuerdo.

—Estamos aquí, tengamos una cita.

—Pero si estamos en una cita, Lord Perceval.— El monegasco sintió desfallecer en ese preciso instante. No sabía si porque Carlos le dijo juguetón que estaban en una cita o porque el acento español se apoderó más de lo normal.

—Pues, que mala cita en no ofrecer algo para tomar.—Bromeo en un intento de querer desviar la conversación.

—Se intento.— Charles miró sorprendido ante lo dicho.

— ¿Sólo dirás eso? ¿no vas a decir "Oye, Charles, vamos a la cafetería que tiene el lugar"?.

—Ya que lo dices, te invito.

—No quiero, se me paso el hambre, la sed y todo.— El monegasco se cruzó de brazos y Carlos estaba por explotar de la risa por el berrinche de su amigo.

—Que es broma, tenía planeado que vayamos pero no aguantas nada.





[ ... ]

— ¿Qué escuchas?.— Charles habló fuerte, parandose alado del español, quien estaba perdido en otro mundo por la música que estaba escuchando a través de sus audífonos.

Carlos hizo a un lado los audífonos cuando le hablo.— Estoy escuchando a Lana del Rey.

— ¿Desde cuándo te gusta?.— Indago el castaño.

—Dalia dice que doy vibes a ella, estonces le pedí que me recomendará canciones de ella y aquí estoy.

—Oh, ella me dijo que yo daba vibes a Taylor Swift.— Vio como el moreno peinaba su largo pelo hacía atrás.

—No sé mucho de esos tipos de temas.— Dijo.

—Yo quería dar vibes a Coldplay.— Puchereo el menor.

Shameless | Charlos ;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora