Bright por Jessica Jung (Traducción al español)

⭐CUATRO⭐

Orchard Road es la definición del lujo en las compras. El largo bulevar está repleto de tiendas de marca y grandes almacenes futuristas iluminados con neón. Me siento como en mi propio paraíso.

Buscamos recuerdos en Tangs, los grandes almacenes más antiguos de Singapur. Nos perdemos en ION -un enorme y deslumbrante complejo comercial con ocho plantas de tiendas- probándonos gafas de sol en Celine, zapatos en Chanel y pañuelos en Hermès.

Leah se ríe, con la cara teñida de púrpura por la luz de neón que emiten las paredes de LED del centro comercial cuando salimos de Dior y nos dirigimos a Prada. "¿No te alegras de que te haya hecho salir?".

"¡Sí!" Y pensar que casi elijo el servicio de habitaciones antes que esto. "¡Venga, vamos!"

La noche transcurre entre tiendas y luces y risas con Leah, probándonos de todo y tomándonos un millón de selfies juntas. Leah tenía razón. No hay paparazzi esperando a la vuelta de la esquina para bombardearnos a fotos, y cuanto más tiempo pasamos fuera, más relajada me siento.

Cuando entramos en nuestra décima (o quizá centésima, ¿quién lleva la cuenta?) tienda, mis ojos se fijan inmediatamente en el expositor de bolsos que hay contra la pared. En concreto, un bolso: una cartera de piel de cabra de Balenciaga en color azul huevo de petirrojo con detalles de pespuntes en las correas.

Me atrae como un imán y siento que se me acelera el pulso.

La piel es suave al tacto y huele imposiblemente a nuevos comienzos y segundas oportunidades, a helado de almendra y gardenias. Es lo bastante grande para llevar un libro, el teléfono, un neceser de maquillaje y un mini ventilador de mano -que es todo lo que necesito en la vida-, y es resistente sin resultar pesado. La correa se ajusta cómodamente a mi hombro como si estuviera hecha para ello. Había leído artículos sobre esta preciosidad, pero es la primera vez que la veo en persona. Y ahora lo sé: Este es. El complemento perfecto para mi look de aeropuerto. Mi corazón en forma de bolso. Aka, The One.

"¡Unni, j'adore! Estoy obsesionada", dice Leah, viniendo detrás de mí. "Te lleva escrita por todas partes".

"¿Verdad?" Hablo en voz baja, como si hubiéramos entrado en una iglesia, que es lo que hemos hecho, porque estoy segura de que estoy experimentando un despertar espiritual. Miro la etiqueta del precio. Es... bueno, lo que cabría esperar de una experiencia religiosa en forma de cartera.

"¿Vas a comprarlo?" Leah pregunta.

"Voy a..."

No podré dormir por la noche hasta que lo tenga...

Me arrepentiré toda mi vida si no lo compro...

Nunca volveré a tener estos sentimientos de verdadero amor de bolsa...

"... Piénsatelo", termino a regañadientes cuando el 5% racional de mi cerebro vuelve a despertar y empieza a dar la voz de alarma. Mi madre me inculcó buenos hábitos de ahorro -nunca gastes más de lo que has ganado en un mes en un solo sitio- y, por mucho que sea una adicta a las compras, siempre hay una voz en mi cabeza que me hace ruido. Dejo la bolsa.

De momento. O mi férrea voluntad y mi impecable autodisciplina triunfan, o volveré por la mañana a por este bebé.

Salimos del complejo comercial y nos plantamos en la amplia acera que bordea Orchard Road, y siento la misma sensación de desorientación que después de ver una película por la tarde. Sólo que esta vez, en lugar de pasar de un cine oscuro a la brillante luz del día, es todo lo contrario: después de las luces de neón de la plaza, me sorprende ver que el cielo está cubierto de vetas rosas y moradas y que el sol está a punto de ponerse. Leah mira la hora. "¿Deberíamos empezar a volver ya? Las chicas me matarán si me pierdo el entrenamiento".