9 Su historia

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Presente

April se encuentra acostada en mi pecho, acaricio a mi hermosa prometida 5 años menor que yo. Me encanta oler su cabello y su piel, ni hablar de como me pierdo en sus ojos azules que tanto me gusta ver. Ella pasó por mucho, pero sin duda alguna lo peor que le pasó lleva el nombre de Pietro Lombardi, lo supe el día que cayó aquí y me contó parte de su historia, al menos una parte, la parte dónde él se aseguró que ella no se acercaría a Becca, ese ser despreciable era el peor ser humano que tuve el disgusto de conocer.

Ella comenzó a llorar y antes que yo, pronto supo mi corazón, que ella se convertiría quizás en una de las mujeres que más amaría, algo en mí se conmovió, al verla así. Yo había pasado por el mismo patán, y sabía de primera mano, lo que podría llegar a ser Lombardi.

Pasado

—Él —intenta tomar aire y secar sus lágrimas.

—April...

—Él me golpeó, me golpeó con tal brutalidad que pensé que me mataría, me tiró las copias de las cartas y me dijo que si volvía a aparecer, si siquiera él se enteraba que yo podía respirar cerca de su esposa e hija, les haría lo mismo a ustedes y nos obligaría con Rebecca a ver, como te destrozaba a golpes y te metía en una valija al medio de un lago mientras aún respirabas.

—Ese hijo de... —tomo su mano— ¿Qué más te hizo?

—Esa vez solo eso —¿Cómo que es vez?¿Qué más le hizo ese animal?—. Desperté en un hospital días después con traumatismo de cráneo. No me atreví a denunciarlo, no había pruebas de que él hubiera sido el agresor, ni sé de que podría haber sido capaz si involucraba a la policía.

—April ¿Qué más te hizo?

—¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? —cambia de tema y entendí que no está lista para hablar de algo más personal— estabas en esa fiesta de disfraces el idiota me coqueteó contigo en frente. Me asqueó, para ese momento yo había tenido a Rebecca hacía unos meses. Perdón Alina, yo supe todo el tiempo quien eras tú, iba a contarte todo esa noche.

—¿Hacia cuánto que te acostabas con él?

—Define acostarse... —mira con vergüenza a otro lado— fueron 3 veces, lo admiraba. Él tiene esa...

—Personalidad encantadora —dije y me levanto a servirme un trago— ¿Quieres? —ella niega con la cabeza y un trueno se sintió tan cerca que casi sentimos temblar la casa entera— continúa.

—Cuando supe que estaba casado me alejé, pero él me encontró... —agacha la cabeza— no supe que estaba embarazada sino hasta después de 6 meses, jamás dejé de tener mi periodo, y no tuve ningún síntoma de embarazo, es como si ella se hubiera escondido el tiempo suficiente para poder sobrevivir. Yo era demasiado joven, tenía apenas 19 años por cumplir los 20, había salido de la miseria gracias a la música y no sabía que hacer con un bebé, si a duras penas podía mantenerme a mi misma.

—¿Qué pasó cuando él supo de eso?

—Me dijo que no se haría cargo de un hijo que ni siquiera sabía si era de él, primero el ADN y luego veríamos —me tomo a fondo el vodka de mi vaso, me volví a servir y le hice la seña para que continuará— claramente dio positivo en su paternidad, solo había estado con una sola persona en mi vida y había sido él. Me dijo que le diera al bebé, que lo quería, ya que...

—¿Que qué?

—Que la inútil de su esposa no podía darle uno.

El viento se escucha cada vez más fuerte y la lluvia azota con fuerza amenazando con tumbar la casa del tercer cerdito. La ira comienza a brotar en mí, una que pensé que se había extinguido.

Efecto Cavanagh volumen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora