#121 Parte 1

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Nami's POV

Estaba bien, todo estaba bien, supongo, realmente no sabia que era lo que estaba pasando o en qué debía pensar o como debía resolver la situación, y ante esa clase de situaciones solo quedaba una opción.

Ir con Robin a que me ayudara a resolver las cosas de la mejor manera, ella iba a poder pensar mejor cada cosa y me iba a entregar una solución más madura y sobre todo más coherente quenla mía, que era simplemente desaparecer del mapa y mudarme de isla en lo que se resolvía todo con el paso del tiempo.

Así que monté una maleta con las cosas más básicas que pude encontrar en un pequeño momento de lucidez en donde no me atrapaba la incertidumbre y justo en mediados de diciembre fue cuando salí rumbo a la isla en donde ella había comenzando a vivir.

Habían sucedido mil cosas durante estos cinco años, yo me había aislado de todos al haber entrado en una relación que realmente había sido horrible, ni siquiera yo había terminado de comprender cómo demonios me había visto envuelta en, una relación tan tóxica y dolorosa hasta que pude salir de ella por poco y por mucha fuerza de voluntad para poder romper el patrón que habíamos desarrollado de terminar y volver.

Pero bueno, ¿Qué demonios estaba haciendo ahora? Viajando en pleno invierno con Robin, de quien había ignorado miles de cartas por que a él le molestaba que tuviera comunicación con ella y me había prohibido interactuar con ella, bueno, con la mayoría de la banda.

Estaba yendo por que tenia un gran problema y dilema que debía resolver, necesitaba aclararle muchas cosas y decirle tantas otras, por que en estos cinco años la había visto por última vez hacia más de cuatro años y medio, así que necesitábamos ponernos al corriente.

¿Se habría casado? ¿O habría encontrado a alguien? No lo sabia pero esperaba no incomodar, no tenia forma de enviarle cartas así que pensé que lo mejor era viajar hasta ella.

Así que bajé del barco arrastrando la maleta y caminando por la isla, la nieve estaba cayendo y el olor a pino era increíblemente reconfortante, las calles estaban repletas y la gente se veía bastante amable a decir verdad, no parecía ser una isla peligrosa ni una isla demasiado grande, incluso parecía ser una isla bellísima, tal vez podría considerar el cambiarme de lugar de residencia y venir a vivir para acá.

Me colgué mejor la maleta al hombro y comencé a caminar entre las calles admirando todo, por que era tan distinto a lo que estaba acostumbrada, era todo tan bello, tan bonito y tan correcto, podía ver que había gente caminando tranquila, sin problemas, claro que había otros que caminaban preocupados, no podía ser todo perfecto, había algún vagabundo dormido bajo las resbaladillas de un parque cubierto con cartones y podía ver un perrito callejero buscando calor debajo de un contenedor de basura.

Pero el aire se sentía diferente.

Me tome mi tiempo para deleitarme con el sabor de la libertad cayendo como si fuese la nieve que cubria mi chaqueta, era tan curioso ver el mundo después de salir de una relación tormentosa, era como si volviera a nacer, como si el mundo me hubiera dado una segunda oportunidad para redimir mis errores y transformar ciertos aspectos de mi vida de algún modo u otro.

Mis pies me guiaron hacia la casa de Robin como si viniera a ella todos los días, miré el lugar siendo acogedor, tenía un cerco de madera bastante bonito y la puerta para entrar al patio permanecía abierta, así que entré sin problemas y me acerque a la puerta principal para poder tocarla.

Había un poco de madera esperando ser cortada y un hacha descansando en el suelo por lo que suponía que se estaban preparando para la noche, logré ver una pala a un lado de la puerta de la entrada por lo que supuse que acababan de limpiar el camino de entrada a la casa.

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