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-Hay algo extraño en él.- La voz de la chica a un costado de mi me sacó de mis pensamientos, estaba conversando con una chica a su costado.- ¿No lo crees? Siempre anda apresurado, como si no quisiera conocer a los de su grupo.

Las miré de reojo, estaban hablando por lo bajo acerca de un compañero nuevo así que dirigí mi mirada hacia él, un chico de nuestro curso con el cabello verde despeinado y la camiseta desfajada, él parecía apresurado mientras le decía algo al profesor en voz baja.

Era un chico curioso, muy serio y distante, lo había visto salir huyendo después de la última hora de clases siempre en la misma dirección así que me daba un poco de curiosidad el saber qué era eso que lo hacía vivir a las prisas.

El profesor alargó un suspiro y le hizo una mueca en desacuerdo, después lo vi acomodar los lentes sobre su nariz... Y posar su mirada sobre mi.

Oh, no.

Me tense de inmediato por que seguro que el chico le había pedido la posibilidad de hacer el trabajo solo, por que era claro que parecía ser alguien con muy pocas amistades, pero yo tampoco quería formar equipo con un extraño que tenia poco de haberse integrado al salón de clases.

Yo siempre trabajaba sola y era perfecto para mi, por que era lo bueno de estar en un salón de clases con número impar, que siempre quedaba una persona sola y esa era yo.

No por que tuviese complejo de superioridad ni nada, solo que los compañeros no eran muy afines a mi por que habían escuchado los rumores de mi madre siendo una criminal encarcelada por crimes graves y obligada a estar encerrada por muchos años, desde que yo era muy joven.

Pero eso era una mentira.

Sí estaba privada de su libertad, pero la habían confinado a una celda por su propia seguridad ya que mi madre era una investigadora que no me había reconocido ante el mundo, pero sus investigaciones eran peligrosas y había dado con el clavo, con un hueco de información que personas muy malas querían mantener oculto, así que los habían emboscado con información y objetos que nunca nadie había visto antes por lo que los habían puesto en el ojo del huracan con miles de organizaciones criminales que los buscaban para dos cosas.

Número uno: Matarlos a todos para que nunca volvieran a investigar.

Número dos: Llevárselos a la fuerza para que los ayudarán a hacer sus propias investigaciones.

Así que habían decidido entre ellos declararse culpables y entregarse, pero no contaban con que les añadieron miles de cargos extra por cosas sin sentido y habían sido sentenciados a veinte años en prisión.

Habían pasado once años.

Eso había sido desde que yo tenia seis años y ahora tenia diesiciete, mamá había estado encerrada desde que yo era una niña y ni siquiera era reconocida por ella ante el gobierno.

Pero lo había hecho por mi.

Al no tener un lazo directo con ella, no podría venir nadie a buscarme o a intentar hacerme daño.

-... ¿Me esta escuchando, señorita Robin?

Desvíe mis pensamientos hacia el profesor, quien me estaba mirando de forma somnolienta con los ojos entrecerrados y las manos entrelazadas sobre el escritorio.

-Eh, no. - Admití con algo de pena.- Dígame, profesor.

-Ustedes dos trabajarán en conjunto.- Nos señaló con el dedo a ambos y me sentí derrotada.-Sin excusas señorita, ahora no puedo mantener a dos alumnos trabajando de forma individual en el mismo salón, deberán reunirse en la tarde como todos los demás y hacer la maqueta correspondiente al tema que les asignare.

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