MONSERRAT
Después de que mi hermana me llamara avisándome que nuestra querida madre planeaba quedarse en San Marcos y que acababa de inaugurar un bar, supe que no tenía otra opción que ir personalmente a ese famoso pueblo. Junto con Muriel, tendríamos que hacer todo lo posible para convencer a mamá de que regresara con papá y abandonara esos planes antes de que las cosas se salieran de control.
El viaje fue más complicado de lo que esperaba, y por un error llegué al pueblo equivocado, Santa Clara. Por suerte, mi hermana mayor fue a recogerme. Ahora, eran las siete de la mañana y estábamos nuevamente en el coche, solo que esta vez Muriel conducía mientras yo intentaba no dejarme vencer por el cansancio.
—¿Falta mucho para llegar, Muriel? —pregunté, agotada tras días de manejar.
—Ya estamos cerca, Monse. En menos de media hora estaremos en casa de mamá —respondió ella, con su típica calma controlada, sin apartar la vista de la carretera.
Muriel siempre tenía una serenidad que la hacía parecer inquebrantable, como si cada movimiento estuviera calculado. Yo, en cambio, me sentía más impulsiva, pero esta vez debía ser más como Muriel. Las cosas con mamá no serían fáciles.
—Muero por ver la cara de mamá cuando me vea ¿Cómo está?—dije, intentando sonar despreocupada, aunque por dentro una inquietud me carcomía.
Muriel hizo una pausa antes de contestar, su tono era más serio de lo habitual.
—Creo que quiere estar sola... tal vez busca recuperar algo de su vida antes de nosotras, algo que desconocemos.
Suspiré, cansada, pero sobre todo preocupada. Nuestra madre siempre había sido un espíritu libre, alguien que nunca se sintió cómoda con las ataduras familiares. Luchó toda su vida por obtener esa libertad, escapando en cada oportunidad que tenía. Aunque papá siempre intentaba retenerla, dándole todos los lujos posibles, nada parecía ser suficiente.
Alrededor de las ocho y cuarto, llegamos al pueblo. Muriel estacionó frente a una casa grande, aparentemente tranquila. El plan era sorprender a mamá con mi llegada, aunque en el fondo sabía que no sería un encuentro sencillo. Mi hermana insistió en bajar mis maletas, siempre tan organizada, mientras yo observaba la fachada de la casa, intentando anticipar lo que estaba por venir.
—¿Tienes las llaves? —pregunté.
—Sí. Entro yo primero, para que las empleadas no le avisen de tu llegada y sea una sorpresa —respondió Muriel, siempre meticulosa en los detalles.
Entramos sigilosamente, con Muriel liderando el camino. El interior de la casa estaba en silencio, y no vimos a nadie cerca. Mientras ella iba a buscar a nuestra madre, yo me quedé curioseando por la planta baja. Fue entonces cuando lo vi.
Un joven, de espaldas, con un sombrero de vaquero y una chaqueta de cuero negra. Me quedé en silencio, siguiendo sus movimientos. De repente, el joven se giró, levantando las manos en dirección a las escaleras. Y ahí estaba mi madre, Rosario Montes, con un arma en mano.
—¿Y usted qué hace ahí, muchacho? —dijo mi madre, su voz dura y autoritaria.
El joven trató de calmarla, pero mamá no bajaba el arma. Lo observé desde mi escondite, intentando no intervenir de inmediato.
—Mi nombre es Juan David Reyes, señora. Soy el hermano mayor de los chicos que conoció ayer —dijo el joven, sacándose el sombrero en un gesto respetuoso.
—¿Los que conocí o los que intentaron atacarme? —respondió mi madre, claramente irritada.
No entendía de qué estaban hablando. ¿Qué ataque?
ESTÁS LEYENDO
𝐅𝐈𝐄𝐑𝐀 𝐈𝐍𝐐𝐔𝐈𝐄𝐓𝐀 - 𝐋𝐞𝐨𝐧 𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬
Fanfiction"𝐓𝐮 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐡𝐞𝐦𝐛𝐫𝐚, 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐢𝐧𝐪𝐮𝐢𝐞𝐭𝐚. 𝐓𝐮 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐭𝐞 𝐚𝐩𝐫𝐢𝐞𝐭𝐚 𝐛𝐚𝐛𝐲 𝐲 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐭𝐞 𝐛𝐞𝐬𝐚"