Olor pino

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Sintió el corazón de alguien, era un palpitar fuerte y seguro, al punto de no poder evitar acurrucarse contra la persona dueña del mismo. ¿Y ese olor? Inhaló con tranquilidad, y se relajó, era extraño, tierra mojada, pino, era un olor amaderado que le causaba curiosidad, intenso, sentía que le envolvía por completo. Qué extraño olor es el que puede hacerlo sentir a uno libre y atrapado al mismo tiempo.

Escuchó el cantar de algunos pájaros, y pronto sintió el mecer de sus piernas. Alguien le llevaba cargando, sintió sus ojos abrirse con cuidado, mareado por la sensación, gimió bajo entre los brazos de la persona.

—Mira, por fin ha despertado.

La voz sonaba algo lejana, sus ojos pestañearon, obsevando el perfil de aquél rostro moreno. Se marcaba, labios gruesos, pestañas negras y largas, con unos ojos rojo oscuro.

—¿Qué?...

—Se cayó, profesor. —contestó alguien más.

Las manos eran más cuidadosas de lo que esperaba, uno de los brazos pasaba por debajo se sua muslos mientras el otro por la espalda hasta el costado de su brazo, se sentía pegado a él, pero no dijo nada unos momentos, soltó un quejido cuando sintió la punzada en la cabeza.

—¿A dónde?...

—Te llevaremos al doctor. Creemos que tal vez tienes una contusión —, contestó la voz cordial.

¿Contusión? No, pero sí estaba un poco confundido, y si su olor cambió, los otros dos chicos no lo notaron.

—¿Qué hacían tan tarde ahí? Yo... Disculpa, me puedes bajar, estoy bien.

—Aún no —la respuesta fue firme, a lo que arrugó la nariz por ello. Esta vez, una voz más gruesa.

—La reservación está en el bosque, usted es nuevo, ¿Cierto? ¿Hace cuánto llegó, eh? Aún parece ignorar muchas cosas. Nadie se adentra tan tarde en el bosque, hay animales a esta hora, es peligroso —. Los ojos del afroamericano destellaron en diversión. Eran de un color casi amarillento, pero no dijo nada al respecto; el muchacho era delgado, alto, pronto se recargó en el hombro del más alto. —Nos diste un susto, verá que pensamos que estabas muerto, íbamos a huir de ahí y dejarte tirado.

Peter hizo la mueca por el tuteo, pero no dijo nada de momento, le dolía la cabeza y sentía un pitido en las orejas.

—Estoy bien, sólo necesito llegar al frente. —murmuró, frunciendo el entrecejo. —Puedes... puedes bajarme aquí, ¿te parece?

Dios, cuánto dolía el golpe. Tendría que ponerse algo frío.

—Aún no. Ya casi llegamos.

Minutos despues, salieron entre la maldza y pudo observarlos; un muchacho de cabello afro le miraba con diversión. Tenía ropa vieja y rota, pero parecía ser una elección, debido al estilo.

El muchacho, que en realidad ya era un hombre, le bajó al suelo, aquél era grande y moreno, parpadeó un poco confuso al verlo, sintió que su interior se apretó cuando sus miradas chocaron, que nervios era tener a alguien tan grande ahí en frente suyo.

Suspira mientras trata de librarse de la sensación.

—Bueno, nosotros nos vamos. Tenemos todavía unas cosas que hacer —sonrió el de rastas, pero el moreno no se movió, ambos se quedaron unos segundos mirándose.

El moreno decidió pronto darse media vuelta, dejando al hombre con cierta sensación extraña, esta vez el olor parecía más leve, así que le dio la oportunidad de verle con curiosidad mientras se alejaban de nuevo hacia el bosque, antes de desaparecer, Peter volvió a gritarles.

The big bad Wolf | PARKHARA [Descontinuada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora