Riquillo de pueblo

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Cuando por fin salió de su estupor, Peter había logrado pensar que al menos estar tranquilo con el profesor rubio debería ser un regalo que apreciar. Hay que admitir que tiene un poco de curiosidad que no parece verse saciada, no sólo por el lugar, ni siquiera tiene que ver del todo con el Alfa moreno, porque claro, tiene consciencia de que existe.

¿Quién podría ignorarlo?

Terminó por llegar a la sala común de docentes, mirando que Steve parecía estar hablando con alguien más.

Cuando se acercó, se dio cuenta que era una bella mujer pelirroja y esbelta.

—Ah, Parker. ¿Cómo te fue con tu última clase?

Peter se alzó de hombros, en realidad nada mal, pero no tiene mucho que decirle, pero sí bastantes preguntas que espera que el hombre pueda responder.

—Por cierto, tenía unas cuantas dudas...

—Claro, dime, trataré de responder todas las que pueda, no tengas miedo. Tú dispara.

Los nervios llegaron lentamente, pero se recompuso con una sonrisa.

—Bueno, quería saber primero que nada si hay una librería cerca, no he visto nada aquí, y me gustaría poder comprar algunos. Con la prisa, no he tenido el tiempo de checar detalle a detalle. Aunque busqué, y no he visto en el pueblo.

—Oh, sí, no, tienes que salir a la ciudad cercana, pero no es mucho tiempo, está a 30 minutos. Te puedo recomendar algunas —explicó el rubio con una sonrisa, de quedó un par de segundos así hasta que recordó a la pelirroja, tomando a la misma suavemente de la espalda, empujando para que se uniera a la conversación con ambos.—, ella es Natasha Romanoff, es profesora de gimnasia.

Peter asintió, sonriendo levemente para tomar la mano que le fue tendida, oh, una alfa, el olor le picó en la nariz, si bien no fue desagradable, pronto perdió el interés.

A veces los olores llegaban y se quedaban por un tiempo hasta que las personas se acostumbraban al nuevo intruso, porque es cierto, no se acostumbra uno a cualquier olor.

No importa si eres Omega, Alfa, incluso Beta, las primeras dos castas siempre tratarían hacer de las suyas con los olores. Más que nada al estar por primera vez comunicándose, era conocerse de forma biológica, casi instintiva, de ahí muchas veces radicaba una chispa que podía ser llevada rápidamente a un fuego ardiente.

Que fuera a durar esa relación era muy punto y aparte.

—Es un gusto, soy Peter. Steve iba a enseñarme las instalaciones, ¿Te gustaría acompañarnos? —ofreció sonriendo. Más era mejor.

—El gusto es mío —la sonrisa fue cálida, a pesar del olor cítrico que era bastante persistente. Se preguntó si solamente era él que se estaba negando a inhalar para reconocerla. Para comprenderla.

—Oh, sobre eso… me salió un altercado, y creo que no podremos hacer eso.

—Yo puedo enseñarle alrededor —miró al rubio, y luego al de ojos avellana. —, si estás de acuerdo, claro.

El mismo asintió antes de dejarlos, dándole una palmada a la alfa, antes de despedirse para irse.

—Tendrás que disculparlo, ese hombre siempre se la pasa de un lado a otro corriendo, no te agobies, igual, espero que te guste la escuela, ¿ya conociste a los demás profesores? —le indicó que le siguiera, saliendo juntos, Peter dejó las cosas mientras llevaba solamente un pequeño vaso de café.

Caminaron los pasillos, aún desiertos, no, Peter aún no conocía a ninguno de los demás profesores. De hecho, había algo en él que le decía que mantuviera la cabeza baja, pero sabe que en parte es que aún no se siente seguro. Es un lugar nuevo, no puede permitirse hacer alguna tontería.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2023 ⏰

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The big bad Wolf | PARKHARA [Descontinuada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora