La máscara.

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Hoy me levanté más temprano que de costumbre, y me maldije internamente por ello. El sol aún no había salido pero mi cuerpo ya me estaba pidiendo por hacer cosas. Como no tenía algo mejor que hacer le hice caso e hice ejercicio.

Eran casi 5 de la mañana cuando terminé mis rutinas y  aún no tenía sueño, lo cual me había molestado. Desde el día en que había llegado a la cabaña sólo había arrojado mis cosas por distintas partes de ella y sentía que era un buen momento para ordenar todo.

Me puse a sacar todo de mis maletas y a buscarles un lugar en casa, bueno, la casa provisional que tenía. Todo estaba con mejor orden, y me hacia sentir más en paz. En la parte de abajo, al fondo de la maleta, había guardado algo que hace tiempo no veía ni usaba, pero significaba mucho: la máscara.

Esta cosa fue la que detonó las llegada de Rubén a mi vida y la razón de muchos problemas posteriores contigo. No puedo quejarme la verdad, aunque no podía usar esto porque era lo que Rubén había usado la última vez que nos hizo realmente sufrir. La encontré después de volver a la antigua casa, cuando se hizo cenizas. Estaba rotísima, pero aun así podía unirla y ver todas esas piezas juntas de nuevo. Quería repararla, sería como mi pequeño proyecto en esa estadía.

Y nada, son casi las 2 de la mañana y aquí sigo, con engrudo, tratando de unirla. Tal vez viaje al pueblo más tarde para ir a por pinturas. Espero sea buena idea lo que estoy haciendo.

Con todo el amor del mundo:

Rubius (tu osito)

Cartas a mi patito | RubckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora