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—Princesa, su corcel está esperando.

—Qué tonto eres a veces, de verdad.

—Venga, vamos, que viene una tormenta que flipas.

—¿Tanta prisa tienes por volver? —le preguntó ella insinuante.

—¿Perdona? ¿Y esa cara qué significa? —le contestó Toni riendo.

—Tú sabrás.

—¿Qué?

—Toni, que te conozco a mejor que nadie. —Dijo Núria con desdén. —Pero bueno, si no me quieres contar, tú mismo.

—Te van a dar un Gaudí, ¿sabes? —Replicó él —Por la película que te estás montando.

—¿Cómo se llama? Va, cuéntame.

—¿La película? —Le contestó a carcajadas. —No sé de qué me hablas.

—Pues nada. Ya me enteraré cuando lo dejes o te deje. —Dijo ella fingiendo indignación.

—Tú sabes que el único amor de mi vida eres tú. —Toni le plantó un beso en la mejilla a Núria antes de enfundarse el casco.

—¡Ya! Eso le dirás a todos.

—¡Oye! ¿Por quién me tomas?

—¡Por el golfo que eres! Con esa cara y ese tipín que te gastas, te digo yo que no te da tiempo a ...

—Tipín, dice... la que fue a hablar. ¡Venga, sube! Que tengo cosas que hacer...

—¿Ves? ¡Lo sabía! —dijo ella riendo y dándole una palmada en la espalda.

La moto gruñó a todo volumen en lo que Núria y Toni entraban en la carretera con dirección a Barcelona. Un intenso y plomizo color gris llenaba el cielo que veían de frente. A esa velocidad, la llovizna les atravesaba la ropa y les pinchaba la piel como alfileres. Pese a todo, el trayecto por la Ronda Litoral fue tranquilo. La moto rugía por el asfalto húmedo, dejando tras de sí el rocío del agua levantada del suelo. No fue hasta entrar en Barcelona que empezaron a complicarse las cosas para los hermanos.


—¡Núria! —Gabriel intentaba despertar a Núria que se había dormido con la cabeza recostada sobre el brazo de Toni.

—¿Tampoco puedo dormir, doctor? —Dijo ella abriendo los ojos.

—Claro que puedes, mujer —replicó —pero, si lo haces sin obstruirle la vía a tu hermano, creo que te lo agradecerá. —Dijo intentando ser gracioso. No parecía funcionar.

—¡Lo siento! No quería...

—No te preocupes, lo entiendo, os pasa a todos los familiares, queréis estar cerca todo lo posible. ¿Has podido descansar aquí? Estas sillas son horribles... ¿Necesitas pasar por casa?

—Doctor... —interrumpió Núria irritada —¿me puede decir algo sobre Toni? ¿Cuándo podrá irse a casa?

—Núria, tu hermano recibió una contusión muy fuerte en la cabeza, en las imágenes que hicimos cuando ingresó no se aprecian daños por los que debamos preocuparnos. Tan solo han pasado algunas horas del accidente y su cuerpo, digamos... se está... reiniciando.

—¿Horas...? —a Núria le había parecido que llevaban días en el Hospital.

—Sí, unas tres o cuatro. ¿Necesitas que te ayudemos con algo? ¿Llamar a algún familiar? ¿Que te traigan algo de comer o ropa? Podría llamar a Clara, pero entiendo que estás lo suficientemente aturdida ya. —le dijo Gabriel con una tímida sonrisa.

Girasoles bajo la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora