Narra Ana:
Mientras la obra transcurría mi mente estaba en trance, ausente, el cúmulo de sensaciones que tenía en mi interior no me permitían prestarle atención a nada más.
Después de tanto tiempo, he vuelto a encontrarme a la mujer con la que conocí el profundo significado de la palabra "amor", con la mujer que con una simple sonrisa me estremecía hasta los huesos, a la que me entregué en cuerpo y alma, y a la que amé como nunca lo había hecho. Pero también la mujer que me destrozó, que me quitó el amor que me había entregado de la manera más vil, que me abandonó cuando más la necesitaba. Quería salir corriendo y encerrarme en un sótano para que nadie me pudiera ver y llorar hasta quedarme seca, pero también tenía el impulso de ir hasta donde se encontraba Verónica y pedirle una explicación. Sin soportar un segundo más en ese lugar, me levanté de mi asiento en dirección hacia la puerta, Verónica como por acto reflejo se volteó hacía mí conectando sus ojos con los míos levantándose también haciéndome una seña para que la esperara, yo hice caso omiso dándole la espalda y encaminé mis pasos hacia la salida. Comencé a caminar muy rápido, no quería verla, escuchar su voz sería aumentar aún más el dolor que significaba verla nuevamente, estaba a punto de salir al exterior del recinto cuando sentí que me tomaron del brazo, me giré lentamente y me quedé paralizada viendo a Verónica nuevamente a los ojos, los suyos estaban llenos de lágrimas y me miraban como suplicando.
– Oh, Ana...- dijo en un sollozo mientras me abrazaba.
Yo estaba fría, impasible, no reaccionaba.
– Ana...Mi Ana...- dijo abrazándome aún más fuerte.
– Basta. - dije apartándola de mi.- ¿Qué crees que estás haciendo?.
– Ana...Yo... – dijo mientras bajaba su mirada.
– Cállate. ¿Crees que soy tu jueguete?, ¿Al que puedes usar cuando se te da la gana y que una vez deja de serte útil echarlo a la basura?. – levanté mi voz varios semitonos haciendo que las miradas del lugar se clavaran en nosotras.
– Ana... – dijo manteniendo su mirada en el suelo.
– Me lastimaste Verónica, no tienes idea de toda la mierda que ha pasado en mi vida desde que me abandonaste. Me dejaste sola y sin decirme por qué, hecha pedazos, ahogandome en la soledad, huérfana, sin tí, sin tu amor. - hice una pausa para tomar aire - ¿Cómo te atreves a venir y decir que soy "tu Ana", después de irte sin explicación?.
Mierda. Casi se me olvida que estamos en un lugar público. Miré a mi alrededor y todo el mundo nos miraba de manera poco disimulada.
–Ana... Por favor, escúchame.
– Muy bien ¿Quieres hablar? Perfecto, pero no aquí. - Dije, y le dí la espalda dirigiéndome hacia la salida.
El aire estaba frío, el piso permanecía aún mojado por la lluvia. Me dirigí hacia mi carro y entré, dejándole la puerta abierta a Verónica que entró instantes después. Permanecía con su mirada en la nada y sus dedos entrelazados.
– Y bien. - Dije rompiendo el silencio.
– Ana... - comenzó a decir - Sé que me debes estar odiando, no fuí para nada justa contigo al marcharme de esa manera. Tenía muchos conflictos conmigo misma, el miedo a el escarnio público y el rechazo de Cristian que... – hizo una pausa -
– ¿Qué? – le dije en un tono preocupante.
– Con todos los rumores que habían acerca de nuestro relación, Cristian se enfadó mucho conmigo. La última noche que estuvimos juntas él estaba cuando llegué a mi casa, cosa que me extrañó ya que ese día él tenía un concierto muy importante en la ciudad de Los Ángeles..- hizo una pausa y mi mirada se tornó aún más preocupante - Y... - continuó diciendo.
Flashback de Verónica:
– Una mierda mamá ¡Exijo que me digas la verdad! ¿Te estás acostando con esa mujer? - dijo Cristian alzando la voz -
– Cristian... Cálmate.
– ¡¿Que me calme?! Cómo me pides que me calme si todo el mundo está diciendo que andas por ahí de maricona metiendo a tus amigas en tu cama, ¡Eres la comidilla de toda la prensa! ¡Dime la verdad!
Su rostro estaba encendido de la rabia, me miraba con odio, como si se tratara de su peor enemiga.
– Cristian, respétame, soy tu madre.
– ¡¿Y qué quieres, que me sienta orgulloso mientras tú te revuelcas en la cama con esa zorra?!
– ¡Cristian! – dije dándole una cachetada tan fuerte que me quedó doliendo la mano - ¡¡Eso sí que no te lo voy a permitir!! ¡No te permito que hables mal de mi mujer en mi presencia! – dije alzando mi voz, mientras el se llevó la mano a la cara en señal de dolor - Tú no tienes el derecho de meterte en mi vida privada, poco te importa con quién me acuesto o me dejo de acostar, es MI VIDA y lo que hago con ella no es de tu incumbencia.
Cristian me miraba estupefacto, se acercó a mi tomándome fuertemente del brazo.
–¡Cristian me estás lastimando!
– Vergüenza es lo que siento de ser hijo de una maricona como tú. – dijo acercándose a mi cara y mirándome fijamente a los ojos - Está bien, no me meto más en tu vida, pero olvídate que tienes un hijo. - dijo y se dirigió a la puerta saliendo de mi casa.
– ¡Cristian, espera!
Pero ya su auto se alejaba a lo lejos. Entré de nuevo en mi casa y me recosté en la puerta mientras me entregaba al llanto. Un dolor inexplicable me atravesó el alma, las lágrimas brotaban de mis ojos sin poder controlarlas, y lloré desconsoladamente, me dolía el pecho, mi alma estaba hecha trizas, sentí mi cuerpo desvanecerse hasta quedar sumida en un sueño profundo.
Fin del flashback.
Narra Ana:
Verónica terminó de contar su relato y se llevó sus manos a la cara, yo permanecía en shock por todo lo que me acababa de confesar, no podía imaginar su sufrimiento. Cristian siempre fué un inmaduro, nunca me llevé bien con él, ardía en cólera cada vez que me veía junto a su madre, y enterarme de que había actuado de esa manera intensificaba el asco que sentía hacia él. Vero todavía tenía las manos en su rostro y no pude contenerme más, me acerqué a ella apartando sus manos, la miré a los ojos y posé un tierno beso en sus labios, un beso cálido, cargado de sinceridad, sus suaves labios buscaban los míos de la misma manera, el tiempo se detuvo, no quería dejar de besarla, ella puso su mano en mi nuca haciéndome echar la cabeza hacia atrás para darle acceso a mi cuello, me acercó a su cuerpo y nos volvimos a besar pero esta vez con más intensidad, me separé un instante de ella y en su mirada veía lo que su corazón gritaba, que aún me amaba, que nunca me olvidó, que su amor siempre sería mío. Sonreí tiernamente acariciando su mejilla, ella también sonrió y se acercó a mí, hasta quedar a escasos centímetros de mi boca.
– Te quiero más que a mí misma, sé que no merezco tu perdón, pero mi alma siempre te pertenecerá. - dijo mirándome a los ojos. Y nos volvimos a besar, como si se nos fuera la vida en ello.
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Amar y Vivir (VerAna)
Fanfiction𝘈𝘮𝘢𝘳 𝘺 𝘝𝘪𝘷𝘪𝘳 cuenta la historia de amor entre Ana Gabriel y Verónica Castro. Tomando elementos de la vida real de dichos personajes, con algo de ficción pero con mucho romanticismo. Espero les guste y disfruten mucho esta historia. Atte:...