No sé cuánto tiempo pasó. Permanecimos dentro de mi carro conversando de todo un poco. Ver a Verónica hablando acerca de cómo había sido su vida todo este tiempo me hacía comprender de cierta manera las razones que la hicieron alejarse. Ninguna de las dos lo pasamos nada bien todo este tiempo. Para ambas fué un profundo sufrimiento separarnos, pero hoy estábamos aquí, juntas, y eso era lo que importaba, el pasado quedaba atrás mientras el presente se encargaba de darnos una nueva esperanza, una luz en medio de la oscuridad.
– Mi madre y mi hermana no hacían más que preguntarme por ti – dijo Vero con voz triste – y yo no encontraba qué decirles, mi cobardía y mi miedo me hacían querer esconderme, mintiendo a mi verdad diciendo que no te extrañaba. Oh, Ana, perdóname. - dijo en un sollozo abrazándome fuertemente.
Yo la envolví con mis brazos y besé su cabello. En ese instante me di cuenta lo mucho que la extrañaba. Volver a inhalar su olor después de tanto tiempo me reconfortaba haciendo que el dolor se desvaneciera.– Te perdono - dije acariciando su cabello tiernamente.
Y así nos quedamos abrazadas hasta que después de un rato Vero habló.
– ¿Qué hacemos?
– ¿Qué quieres hacer tú? - dije coquetamente haciendo que se ruborizara.
– Podemos seguir la plática en tu casa - dijo arqueando una ceja.
– Señora Castro ¿Qué está insinuando? - dije divertida.
– Que vayamos a su casa a platicar, usted es la que está de picarona, señora Araujo - dijo con una sonrisa mientras ponía sus ojos en blanco.
– ¿Ah sí? Vamos, pues. Pero le advierto que tengo que platicarle muchísimo, tal vez la charla se alargue toda la noche.
– Las conversaciones profundas son más más interesantes, ¿no le parece? -dijo mordiéndose el labio.
– Pues ¿qué estamos esperando? Me muero de ganas de conversar muy profundamente con usted. - dije mientras encendí el motor del auto.
Llegamos a mi casa y yo me bajé rápidamente del coche para abrirle la puerta a Vero, ella inclinó la cabeza haciendo una reverencia en señal de agradecimiento. Nos tomamos de las manos y caminamos hacia la puerta. Entramos y le ofrecí algo de tomar, me dirigí a la cocina y serví dos copas de vino Château Lafite cosecha 1997, la ocasión lo ameritaba.
– Que diplomática. - dijo Vero con una sonrisa sentándose en el sofá.
– Reencontrarte con el amor de tu vida después de más de 5 años sin verla no es algo que sucede todos los días. - dije dando un sorbo a mi vino sentándome a su lado.
– Cuando dos almas se pertenecen no hay obstáculo ni adversidad que valga, tarde o temprano vuelven a encontrarse. - dijo y sus labios dibujaron una sonrisa mirándome tiernamente.
Sin aguantar ni un segundo más dejé mi copa en la mesa y me acerqué hasta sus labios, nos fundimos en un cálido beso que rápidamente se tornó en uno más intenso, salvaje, desesperado; con mi mano recorrí lentamente su espalda hasta llegar a su cintura, la atraje hacia mí y Vero dejó escapar un leve gemido, me separé un segundo de ella para admirarla, mordí mi labio inferior y me agaché sin apartar mis ojos de los suyos que me miraban expectantes, levanté poco a poco su vestido hasta quitárselo por completo, su cuerpo era una escultura, me tomé mi tiempo para recorrer con mis ojos su silueta, tomé su pierna derecha y comencé a dejar tiernos besos a mi paso hasta llegar a su entrepierna, con mis dedos comencé a estimularla por encima de la tela de sus finas bragas de encaje, los jadeos de Vero llenaron la habitación, lentamente separé sus bragas introduciendo dos de mis dedos en su intimidad que estaba totalmente mojada.
–Oh Ana... - dijo entre jadeos.
Mis dedos entraban una y otra vez en su interior, los gemidos de Vero se hacían cada vez más fuertes e intensos, echó la cabeza hacia atrás y estalló de placer corriendose en mi mano. Su respiración era todavía irregular cuando en un solo movimiento se levantó y me colocó delicadamente en el sofá, sus hábiles manos recorrían mi cuerpo, en cuestión de segundos me quitó mi vestido haciendo que yo soltara un jadeo, sus ojos me miraban con deseo, mi libido iba cada vez más en aumento, me quitó el brasier haciendo que mis pechos quedaran expuestos, se lamió los labios y se acercó a uno de ellos chupándolo fuertemente mientras que con su mano acariciaba el otro, cerré mis ojos y por acto reflejo comencé a impulsar mi cadera hacia delante mientras Vero procedió a bajar lentamente hasta llegar a mi sexo, quitó mis bragas con delicadeza y su lengua se posó en mi clítoris, comencé a gemir fuertemente y coloqué mi mano en su cabeza, introdujo dos dedos mientras con su lengua continuaba torturandome dulcemente.
–Ah...Más rápido. - dije con dificultad.
Vero aceleró el ritmo y luego de unos segundos alcancé el orgasmo gritando su nombre.
Poco a poco mi respiración se volvió regular, me sentía la mujer más dichosa de la tierra. Hoy en la mañana no tenía ni ganas de vivir y ahora estaba en el sofá de mi sala acabando de hacer el amor divinamente con la mujer de mi vida. Que insondable y caprichoso el destino que actúa de extrañas maneras...
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Amar y Vivir (VerAna)
Fanfiction𝘈𝘮𝘢𝘳 𝘺 𝘝𝘪𝘷𝘪𝘳 cuenta la historia de amor entre Ana Gabriel y Verónica Castro. Tomando elementos de la vida real de dichos personajes, con algo de ficción pero con mucho romanticismo. Espero les guste y disfruten mucho esta historia. Atte:...