Lunes, otra vez.
Algo en la rutina constante le causa una ligera sensación de agotamiento. La repetición no es para ella. O eso es lo que Ana piensa. Pensamos mucho, y sabemos poco, si comparamos, todo el conocimiento humano se reduce a una fracción. Nos faltan misterios por descubrir, y aún lo que sabemos podría estar equivocado.
El domingo salió con su papá. Ha mejorado la tensión. Ya no la siente vibrando en el ambiente. Él también ha mejorado.
No hay más gritos, ni insultos.
Y ella por fin se siente con la libertad suficiente para no tener que caminar con una cautela y sigilo exagerado, monitoreando cada palabra y movimiento.
Revisa el collar que compró ese día. Lo vió, y de inmediato pensó en el castaño. Tiene un pequeño colgante de araña.
Lo guarda en su bolso, y se va, caminando con parsimonia. Tiene sueño, está exhausta y sus deseos de ir son nulos.
Sus pasos se apresuran, aún así llegará a tiempo. Salió más temprano de lo habitual.
Apenas llega sube al salón, matemática a primera hora. El profesor le entrega el resultado del examen anterior.
20/20
Una sonrisa triunfante aparece en el rostro de Ana.
—Felicidades, sabelotodo.
Su sonrisa se agranda.
—Gracias, arrogante. Admito que el resultado se debe en gran parte a tu ayuda, no te quitaré mérito.
El castaño rueda los ojos.
—Tú hiciste el examen. No yo.
Sentencia el castaño.
—Sí, pero—
—Ningún pero.
Interrumpe Josh y niega con lentitud.
—Tú lo hiciste Ana. El logro es tuyo. Solo porque recibiste ayuda no significa que te quite mérito.
Ana se queda un segundo. Desconcertada. Procesando lo que Josh acaba de decirle.
Analizando una nueva perspectiva. Internalizando una verdad recién descubierta.
Ella asiente con lentitud.
Por ese día, Josh no le deja ejercicios, ni le da tutorías. No puede estar más agradecida con el castaño.
Sin embargo, nota que luego de hablar con Matt y que el pelinegro se recostará en su hombro, Josh la observó por un largo rato. La ignoró el resto del día.
Luego de las interminables horas de clases, cuando por fin llega la hora de salida, se queda hablando con Matt y Seb.
Matt bromea sobre algo. Ella ríe. Empiezan a hablarle sobre su última lectura, y luego les pregunta a ambos sobre las clases de música.
En algún punto de la conversación, Anh se distrae buscando a Josh con la mirada. No le aviso que se iría caminando con él. Es probable que ya se haya ido. Matt y Seb dicen algo.
—¿Disculpen?
Seb enarca una ceja ante la desenfocada atención de Ana, y Matías golpea con suavidad su hombro.
—¿En qué estás pensando? ¿En tu novio?
Ana rueda los ojos.
—Matt...
—¿Quieres decir que sí?
Seb y Matt se ríen y Anh saca la expresión más fulminante de su repertorio.
ESTÁS LEYENDO
Colisión
RomanceTodo empieza en el instante que sus miradas colisionan en un encuentro inevitable. Ana no se permite a sí misma distraerse de sus metas, nunca se lo ha permitido, permanecer enfocada y controlada es su naturaleza y todo lo que ella inspira: Perfecc...