El amor que desafió el cancér

La guitarra

Después de compartir un desayuno especial y momentos de amor y conexión, Buck sabía que tenía que partir hacia la estación de bomberos para cumplir con sus responsabilidades. Amelia lo entendía, pero aun así, sentía una pequeña punzada de tristeza al pensar en separarse por un tiempo.

"Buck, sé que tienes que ir a la estación y hacer tu trabajo", dijo Amelia con una sonrisa suave mientras se abrazaban en la sala de estar.

Buck la miró con aprecio, acariciando su mejilla. "Amelia, desearía poder quedarme aquí contigo todo el día, pero también sé que tengo un deber que cumplir."

Amelia asintió, entendiendo la importancia de su trabajo como bombero. "Lo sé, Buck. No te preocupes por mí. Me quedaré aquí y descansaré. Estaré bien."

Buck le dio un beso suave en los labios y la abrazó con ternura. "Te dejaré a cargo de la casa por un tiempo, ¿de acuerdo?"

Amelia sonrió y asintió. "Haré mi mejor esfuerzo para no causar demasiados estragos."

Buck rió suavemente. "Sé que estarás bien. Llámame si necesitas algo, ¿de acuerdo?"

Amelia asintió de nuevo, sintiendo una mezcla de emociones mientras se aferraba a él un poco más. "Te voy a extrañar, Buck."

Buck la sostuvo con firmeza en sus brazos. "Yo también te extrañaré, Amelia. Pero volveré tan pronto como pueda."

Después de un último abrazo, Buck se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo antes de abrirla por completo. "Ah, y si te sientes aburrida, en el estante de la sala de estar hay una guitarra. Puedes tocar un poco si lo deseas."

Amelia sonrió, agradecida por el detalle. "Gracias, Buck. Tocaré un poco para pasar el tiempo."

Con una última sonrisa y un gesto de despedida, Buck salió de la casa y se dirigió a la estación de bomberos. Amelia observó por la ventana mientras se alejaba, sintiendo una mezcla de sentimientos en su corazón. Sabía que estaba en buenas manos y que se reencontrarían pronto, pero aun así, extrañaba su compañía.

Dentro de la casa, Amelia decidió explorar la guitarra que Buck le había mencionado. Se sentó en el sofá con el instrumento en las manos y comenzó a tocar algunas notas suaves. La música llenó la habitación, creando una atmósfera tranquila y relajante.

A medida que pasaba el tiempo, Amelia encontró consuelo en la música y en el recuerdo de los momentos compartidos con Buck