Tormenta

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Amelia había estado siguiendo las noticias y las actualizaciones de la tormenta, preocupada por la seguridad de Buck y Maddie mientras cumplían con sus deberes en la estación de bomberos y en el centro de llamadas del 911.

A pesar de su tranquilidad aparente, Amelia comenzó a sentir un dolor agudo en su pecho. Era como si su corazón estuviera atrapado en un puño implacable. Se aferró al sofá, sintiendo cómo su respiración se volvía más rápida y entrecortada. Conocía este dolor, lo había sentido antes, y sabía que no podía ignorarlo.

Aunque la tormenta de nieve arreciaba afuera y las condiciones eran peligrosas, Amelia sabía que debía buscar ayuda médica de inmediato. Se puso de pie con dificultad, luchando contra la sensación abrumadora de malestar. Cada paso era un desafío, pero el instinto de sobrevivir la impulsaba a seguir adelante.

Amelia salió de la casa, enfrentándose a la feroz tormenta. La nieve caía en grandes copos y el viento soplaba fuerte, dificultando su avance. A pesar de la lucha constante contra el viento y la acumulación de nieve en el camino, Amelia siguió adelante, guiada por la urgencia de su situación.

Mientras caminaba por las calles desiertas y cubiertas de nieve, su visión comenzó a nublarse y su fuerza la abandonaba rápidamente. Pero Amelia sabía que no podía detenerse. A lo lejos, vio las luces de los autos y los faros destellando a través de la tormenta.

Entonces, en un instante que pareció ralentizarse, un auto apareció de la nada y la atropelló. El impacto fue abrumador y Amelia se sintió lanzada hacia el suelo, el dolor y el sonido del choque resonando en sus oídos. Todo se volvió borroso mientras la nieve continuaba cayendo a su alrededor.

Minutos más tarde, los sonidos de sirenas y luces intermitentes de ambulancias llegaron a su conciencia. Paramédicos y personal de emergencia llegaron al lugar del accidente, encontrando a Amelia herida y luchando por mantenerse consciente. La llevaron a la ambulancia en medio de la tormenta y comenzaron a brindarle atención médica de inmediato.

En el camino al hospital, Amelia luchaba por mantener los ojos abiertos. Su mente estaba nublada por el dolor y la confusión, pero en medio de la oscuridad, había una sensación de determinación. Sabía que esta tormenta, tanto la interna como la externa, era un obstáculo que tenía que superar.

Mientras la ambulancia avanzaba por las calles nevadas, las luces de la ciudad reflejaban en la nieve, creando un espectáculo hipnótico. Amelia encontró consuelo en ese paisaje, sabiendo que estaba luchando por su vida y por el amor que había encontrado con Buck y su familia.

La tormenta de nieve continuaba su furia en el exterior, pero dentro de la ambulancia y en el corazón de Amelia, había una lucha por la supervivencia y la esperanza. La lluvia que había sido un hilo conductor en su historia había dado paso a la nieve, pero la determinación y el amor seguían siendo su guía en medio de la oscuridad y la incertidumbre.


El amor que desafió el cancérDonde viven las historias. Descúbrelo ahora