Prólogo

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"El respeto es la educación universal"

Así decía el lema que leía Mía Walker todas las mañanas al entrar en el instituto de la pequeña localidad de Nightwood, lema que le recordaba cada día que el mundo estaba lleno de mentiras.

- Mía... cualquier cosa me llamas - comenta Harper, hermana de Mia y la única familia que tenía, una chica de cabello castaño y mismos ojos que ella, verdes - Me voy a clase, adiós - se despide con un pequeño beso en la frente de la contraria.

Harper amaba mucho a su hermana, eran inserpabales, su media naranja a pesar de su diferencia de edad. La amaba incondicionalmente y no soportaba que la hicieran daño.

Mía asiente para después irse a su clase atravesando el largo y angustioso pasillo, cuyas miradas de los demás siempre se clavaban en ella como flechas en una diana

- Eh zanahoria de mierda ¿De qué huerto te has escapado? - exclama un chico desde su taquilla provocando la risa de todos en el pasillo

Ese es Carter Freeman, la estrella del equipo de futbol en el instituto con una prometedora carrera por delante y el que comenzó con las repetidas bromas sobre el color de pelo de la chica.

Mía sin decir nada, intentado ignorar los insultos y risas de la gente, se escabulle como puede detrás de las libretas y libros que tenía en la mano escondiendo las lagrimas que caían por sus mejillas

- No te lo tomes a pecho querida...es solo una broma - comenta Emily, una chica que se encontraba junto a Carter, la novia de este, una de las más populares del instituto, quien nadie le contradecía

Después de un interminable recorrido, Mía al fin llegó a su taquilla para dejar sus cosas pero cuando la abrió se la encontró llena de todo tipo de hortalizas podridas y de estiércol por todos lados manchándose completamente

- ¿Te gusta el huerto que te hemos preparado?

- Te sentirás como en casa

Dicen los mellizos Brooke, Jack y Jennifer Brooke, hijos del director, nadie se atrevía a meterse con ellos porque sino se verían con su padre.

Ante esta broma de los mellizos, Mía, avergonzada, sale corriendo entre las risas de la gente refugiándose en el baño del instituto donde finalmente rompe en llanto sin importar quien la pudiera escuchar

- ¿Mía? ¿Eres tú? - pregunta una chica de cabello azabache al salir de un cubículo al ver a Mía sollozar

Esa era Alexandra o como Mía siempre la llamaba, Alex, era la mejor amiga de la pelirroja desde que eran pequeñas hasta que empezaron las bromas e insultos, que Alex decidió alejarse de ella por temor a ser insultada también

- T-tengo que irme...- dice rápidamente Mía mientras se limpia las lagrimas y sale del baño.

Sin rumbo, Mía sale corriendo del baño intentado escabullirse de todo el mundo, de su hermana, Carter, Emily, Jennifer, Jack e incluso la que fue su mejor amiga para refugiarse en la biblioteca, el único lugar donde se sentía en paz, sin risas, murmullos ni palabras compadecientes.

Sin haber asistido a ninguna de las clases, al final del día, Mía vuelve a casa antes que su hermana mirando el móvil donde las bromas pesadas seguían y fotos de lo de hoy circulaban por todos lados con comentarios de odio hacia ella, los cuales no aguantaba más.

Horas después, Harper vuelve del entrenamiento de atletismo a casa como todos los días sin nada especial

- ¡Ya he llegado a casa! - exclama la chica esperando la respuesta que Mía acostumbraba a hacer cuando ella llegaba a casa pero esta vez no escucha nada - ¿Mía? - extrañada Harper sube las escaleras de la casa dirigiéndose a la habitación de esta.

Cuando abre la puerta no esperaba encontrase lo que vio, Mía tirada en el suelo encima de un gran charco de sangre, en una mano tenía un cuchillo y en la otra un papel. Ante tal imagen, Harper desesperada se lanza hacia ella para taparle las muñecas, de donde brotaba la sangre, con un trapo sin importar llenarse de sangre

- Mía no...vamos despierta porfavor...¡Mía joder! - exclama la chica sin obtener respuesta llorando sin parar al perder a su hermana, su media naranja...su única familia.

Harper al alzar la vista se encuentra con el papel que Mía tenía en la otra mano, al tomarla y abrir el trozo de papel lo único que lee es:

"El respeto es la educación universal"

"¡ES MENTIRA!"

"¡ES MENTIRA!"

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El asesino del tarotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora