Capitulo 2

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Un poco sobre mi.


Templo del culto al paraíso.

     

                      DOUMA
   

Recuerdo mi infancia perfectamente, aunque muchas personas al convertirse en demonios pierden todas sus memorias y olvidan lo que fueron antes. Yo sé perfectamente lo que fuí desde que nací hasta ahora que soy un demonio. Veamos, por dónde podría comenzar... ¡Ya se! ¿Que tal recordando de nuevo un poco de mi pasado?

Tampoco es que sea la gran cosa, pero, es entretenido recordarlo.

Para hacerlo más interesante, suelo a llamar a este fragmento de mis recuerdos...

"El mandato del joven prodigio"

Desde muy temprana edad, he sido inteligente y amable. Siempre ayudaba a la gente que lo necesitaba y los hacía felices, ya que esa era mi misión.

—Este niño tiene un arcoiris en los ojos. Cabello de color gris palido, es prueba de un ser inocente, este niño es especial. Probablemente escucha la voz de los dioses— pronunciaron un día mi madre y mi padre entre ellos, como si yo fuera la criatura más bendecida del mundo...

Aunque mis padres eran tan cabezas huecas, que incluso crearon un ridículo paraíso en base a una fe religiosa. Sentí lastima por ellos, así que les seguí el juego, pero jamás pude oír ninguna voz divina.

Al principio, como se lo imaginarán algunos, era incómodo ver cómo todos se acercaban rezando y adorandome. Los adultos venían a mi, un niño, contándome sus dolencias sin idea de que hacer... Así que pensé que quizás estaban todos locos.

Después de que me contaban sus aburridas historias de vida... Se inclinaban ante mi y me decían que querían que yo los guiara al paraíso.

Solo lloré y pensé: "Qué triste... Ese paraíso no existe, es un cuento de hadas producto de la imaginación de los seres humanos".

Ni los dioses ni los Buddhas existen... Estas personas han vivido décadas... Y aún así no eran capaces de entender algo tan simple. Cuando te mueres, simplemente te conviertes en nada y dejas de sentir. Tu corazón se detiene y tu cerebro también, te descompones y vuelves a la tierra. Mientras seas un ser vivo, esto es inevitable. Ellos no podían aceptar algo tan simple, debe ser difícil ser tan idiota.

Aún así, quise ayudar a esas patéticas personas a ser felices. Para eso había nacido...

Pasados más de ciento treinta y tres años, tuve el tiempo de aprender a imitar y comprender a la perfección cada una de las emociones y expresiones humanas, sin embargo, jamás pude sentir verdaderamente dichas cosas.

Es gracioso, ya que de verdad no siento nada, no tengo miedo de morir y tampoco me molesta perder, siempre he sido así.

Recuerdo que cuando aún era pequeño, mi padre lujurioso seguía poniendo sus manos sobre sus adeptas mujeres. Así que mi mamá lo apuñaló cruelmente, luego en mitad de su locura se suicidó con veneno.

Y a pesar de que todo eso paso frente a mis ojos, cuando ella hizo tales actos, lo único que me dije a mi mismo fue: "Por favor no ensucies está habitación". Cave recalcar que yo no era un demonio en aquel entonces, y la sangre olía tan horrible... Tuve que ventilar el lugar tan pronto como pude. Cosas como esas rondaban en mi cabeza, y nunca sentí tristeza o soledad...

A qué me refiero con: ¿"Yo no era un demonio en aquel entonces"?... ¿O cómo es que he podido vivir más de ciento treinta y tres años?...

La respuesta a esas preguntas no es complicada. Cuando cumplí veinte años, conocí a ese hombre, el rey de los demonios, no hay mucho que recordar sobre eso en realidad... El punto es, que me convertí en un demonio y viví durante más de cien años. Pero al final, todo era lo mismo, esa cosa llamada emoción humana parecía una ilusión lejana a mis ojos.

Aquella noche invernal dónde te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora