Capitulo 1

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Una noche especial



Fecha, desconocida.
Bosque cercano al distrito rojo.


                       DOUMA

Se podría decir que esta noche en particular era especial por alguna razón, no se porqué, pero podía persivir algo diferente en ella.

Tal vez habían más estrellas de lo usual, o a lo mejor el canto de los grillos era mejor que el de las demás noches... No, definitivamente no era nada de eso,  quien sabe que será, pero quizás logré darme cuenta del motivo en algún momento, al menos antes de que amanezca claro.

Me encontraba caminando por el bosque, sosteniendo el cadáver de una mujer mientras lo devoraba con lentitud, pues algo que realmente me fascina, es poder saborear cada bocado y cada gota de sangre de mis víctimas. Puede que suene despiadado para algunos, pero yo solo hago mi trabajo, estoy salvando a las personas de este infernal mundo del que tanto se quejan y las guío al paraíso eterno que tanto buscaban. Una vez forman parte de mi cuerpo, ya no sufren, ya no sienten y serán felices para toda la eternidad dentro de mi.

Pensar de esa forma solo me hizo sonreír momentáneamente mientras comía, y sin darme cuenta, logré engullir por completo el cuerpo de aquella mujer que llevaba conmigo. Es una lastima que se haya terminado tan rápido, pero supongo que podía ir a buscar otra más en el distrito rojo y eso iba a hacer, solo que, logré sentir la presencia de otro demonio muy cerca de donde yo estaba. Eso era inusual, ya que la mayoría suelen tenerme miedo, lo cual es motivo suficiente para no acercarse a dónde voy. Así que decidí aproximarme cautelosamente al lugar de donde emanaba aquella presencia, ya que no sabía de que o quien podría tratarse.

Estando a unos metros de distancia, finalmente lo ví, para mí sorpresa aquel demonio se trataba de mi compañero akaza. Algo un poco más que inusual, pues tenía varios años que no lo veía, las únicas veces que podía hablarle o encontrarlo, eran durante las reuniones de las lunas superiores, y estás ya no se llevaban acabo hace un largo tiempo. ¿Que podría estar haciendo en un lugar como este? ¿Tal vez el también estaría comiendose a algún humano en este lugar tan remoto?... No, no había rastro de personas cerca, y tampoco olía a una sangre que no fuera la que tengo en las manos o en los labios...

Ahora que lo recordaba, aún quedaba algo que podía saborear de mi anterior presa, por lo que luego de lamer mis manos para no desperdiciar una gota de ese delicioso líquido carmesí, saque un pañuelo del bolsillo de mis pantalones y limpie mi boca, borrando el ultimo rastro de la existencia de aquella chica. Pero, todavía me preguntaba que podía estar haciendo la tercera superior aquí, también era extraño que todavía no me hubiera sentido.

A pesar de que solo estabamos a unos metros de distancia y que yo me encontraba en un lugar donde el no me vería, a no ser claro que mirara en esta dirección, era cuestión de tiempo para que sintiera mi presencia claro está. Quizás si me quedaba observándolo, podría descubrir que estaba haciendo ahí parado, lo único que podía deducir era que estaba esperando a que sucediera algo, ya que estaba muy quieto mirando al cielo, ¿pero que podría ser?... Mis dudas se despejaron al momento en el que la primera de las múltiples luces de colores surcó el cielo, así es, eran fuegos artificiales, probablemente venían de aquel llamativo distrito rojo, pues ese tampoco estaba tan lejos de este bosque.

Solo estábamos a una de distancia considerable como ya había mencionado, aún así... Sin importar que yo estuviera escondido detrás de un árbol, podía ver los ojos de akaza iluminarse con los mismos colores de aquellos petardos que explotaban e incandecian con sus colores la oscuridad de la noche... Era algo inexplicable y simplemente majestuoso, la figura de akaza resaltaba al igual que aquellos fuegos artificiales, ¿Pero por qué?...

Hace un rato también me preguntaba por qué está noche en particular se veía que sería especial... Finalmente lo descubrí, la luna brillaba como nunca, y me di cuenta de esto ahora, porque estaba ocasionando que akaza se viera iluminado por esta. La misma también causaba que su silueta resaltara por el brillo, y no solo eso, sus ojos también estaban reflejando la luz y los colores de los petardos que ahora estallaban en el cielo. Todo esto le daba un toque magnífico a aquella noche... Era indescriptible lo que estaba experimentando en ese momento, y sin darme cuenta nuevamente, mi corazón comenzó a latir con fuerza, eso era algo que ni yo mismo entendía.

De pronto también sentí el frío de algunos copoz de nieve que caían sobre mi cuerpo. ¿Esto era obra mía?¿O empezó a nevar de casualidad?... Fueron preguntas que pasaron por mi mente una y otra vez, de las cuales no tenía una respuesta clara. No comprendía lo que estaba pasando, primero mi corazón y ahora una repentina nevada... Tampoco es que tuviera el tiempo para pensar mucho en eso, pues cuando volví a dirigir la vista hacia el rostro de ese demonio pelirosa, note que el me devolvió la mirada, nuestros ojos finalmente se encontraron directamente y pude observar con claridad los colores que del cielo se reflejaban directamente en sus ojos dorados.

Mis mejillas ardieron rápidamente, tal vez por el frío, o al menos eso quería creer, pero sabía que era mentira, pues ni los más helados inviernos me habían afectado jamás. ¿Entonces por qué estaba pasando todo esto?...

Akaza siguió mirándome sin moverse o decir algo por unos segundos, mientras tanto, yo lo miraba de la misma manera, la única diferencia era que en su cara se podía notar el asco y el aparente odio que me tenía. Dandome a entender que ya sabía que lo estaba observando desde hace rato, por lo que quice acercarme a explicarle el porqué estaba ahí haciendo tal cosa, pero se dió la vuelta rápidamente y corrió a lo más profundo del bosque haciendo que suspirara algo desanimado.

Ahora que lo pensaba mejor, ¿Que excusa podría darle del porqué llevaba tanto rato mirándolo? ¿Porque quería averiguar que hacía ahí?... Al parecer soy un completo idiota, no lo niego... Pero me di cuenta de dos cosas esa noche.

Número uno, a akaza le gustan los fuegos artificiales.

Número dos, aquella noche invernal en la que lo ví, fue diferente a todas, esa noche... Fue más especial de lo que pensaba.

Aquella noche invernal dónde te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora