El acosador.
Bosque cercano al distrito rojo.
DOUMA
Ahi estaba yo, solo una vez más, en ese oscuro bosque que solo era iluminado por los tenues rayos de la luna. Ya van dos noches seguidas en las que solo me he dedicado a mirar a un individuo, una criatura que nunca ha simpatizado conmigo y que tampoco he visto a menudo. Creo que soy un tonto algunas veces y está vez no es la excepción, no se que me pasa o porqué estoy haciendo esto, pero debo admitir, que todo esto está comenzando a intrigarme...
Me di la vuelta y camine al distrito rojo a hacer lo mismo de siempre, comer.
Ciertamente un demonio común puede sobrevivir con un cadáver al mes, la cosa es... Que yo no puedo decir lo mismo con respecto a mi persona, necesito devorar más de un humano a la semana para satisfacer mi voraz apetito, además de que para mantener mi fuerza es necesario consumir una gran cantidad de gente.
¿Que si me importa arrebatar tantas vidas?
La respuesta es no, solo estoy liberando a estás pobres personas de su constante sufrimiento. Después de todo nací para ayudar a la gente.
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Abrí los ojos al escuchar a las aves cantar desde el exterior de mi habitación. Ya era un nuevo día y debía levantarme a hacer lo mismo de siempre.
Luego de darme una ducha, fui al salón principal y me senté en el cojín habitual dónde recibía a mis devotos.
—Buenos días mi señor Douma— se acercó amablemente Sumiko.
Sonreí como de costumbre y mire a la mujer frente a mi —Buenos días querida Sumiko, puedes decirle a los creyentes que ya pueden pasar.
—Enseguida señor.
Contemplé como se fue haciéndome una reverencia y suspiré.
Aquí vamos de nuevo, a escuchar los lamentos de personas irrelevantes. Pero que más da, en realidad es lo más divertido que puedo hacer durante el día, ya que al ser un demonio no puedo exponerme a la luz del sol, si no mi cuerpo se volvería cenizas, cosa que debo evitar. Todavía siendo una criatura que carece complemente de emociones, considero que la vida es algo que tiene que atesorase... Algo tan preciado y único... Por cual, no me permitiré morir aún...
...
Hoy solo escuché y escuché a las personas hablando de las mismas cosas de todos los días. Únicamente hubo una sola pareja que logro llamar mi atención, se trataba de un hombre y una mujer que resulta yo había ayudado el año anterior. Estas personas perdieron todo lo que tenían debido a una fuerte tormenta que acabo con su hogar y aquella vez ordene que les mandaran a los mejores constructores que conocía y les preste el capital necesario para las reparaciones.
Ya había mencionado que suelo invertir el dinero en cosas que valgan la pena, así que me tomé la libertad de investigar un poco sobre ellos y descubrí que tenían en su posesión un excelente negocio, un cultivo de arroz que también se había estropeado por la tormenta. Claramente y como la bondadosa persona que soy, también les di la cantidad suficiente para que pudieran restaurar todas las cosechas perdidas.
Me estuvieron comentaron que luego de eso, tuvieron un año excelente de ganancias y que iban a devolverme los bienes prestados más una comisión de intereses en agradecimiento. Todo esto sería igual de aburrido si no fuera porque recordé que aquella vez también les había solicitado otra cosa a cambio.
Dije que soy generoso y a veces un idiota si, pero no que soy complemente tonto.
Es un poco complicado encontrar personal para mí templo, así que les pedí que me dieran a su primera hija como un ofrecimiento a los dioses para que les concedieran la buena suerte que tanto querían. Aceptaron sin protestar y aquí estaban, haciendo la entrega de su pequeña bebé.
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Aquella noche invernal dónde te vi
Fantasy.°•"Siempre fue un simple entretenimiento, pero me apegue tanto a él, que dejarlo ir se convirtió en la decisión más difícil de mi vacía vida"•°. Douma siempre pensó que el era su diversión y Akaza tenía la seguridad de que aquel rubio solo era otro...