Narra la Historia de 2 personas que, sin saberlo, han sido la Reencarnación de dos Antiguos Dioses. La vida de ambos se ve entrelazada por terribles acontecimientos, ambos tomaran caminos muy particulares, y se enfrentarán por azares de destino.
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Dos días habían transcurrido desde aquel trágico suceso que había agitado su vida. La culpa se anidaba en su ser, consumiendo su alma. Había solicitado unos días de vacaciones, una pausa en su rutina que llevaba a cabo como si estuviera en piloto automático, sin realmente disfrutar de la vida que tenía. Pero en este intervalo de tiempo, una sombra oscura había invadido su conciencia, una sombra que susurraba que él era de alguna manera responsable de la muerte de la señora Moon. La idea de haber causado la muerte de alguien nunca había cruzado su mente hasta ahora.
Encerrado en su departamento, Eric estaba atrapado en un hoyo depresivo, sumido en sus propios pensamientos y atormentado por la aun reciente muerte de la Sra. Moon. Mientras él luchaba por encontrar respuestas y sentido en medio del caos emocional que lo envolvía, la realidad finalmente irrumpió en su refugio autodestructivo en forma de una serie de llamadas insistente de su mejor amigo, Peter. Cada tono del altavoz era como un eco de su propia inercia, un recordatorio de que no estaba solo en este mundo de oscuridad. La voz de Peter resonaba con urgencia, una cuerda tirante de preocupación.
— Hasta que contestas, ¿Estas bien? ¿estás en casa? voy en seguida — Las palabras de Peter resonaron en el aire mientras Eric se sentía como si estuviera flotando en un abismo.
— Si, estoy bien, no es necesario que vengas, lamento haberte preocupado— La voz de Eric sonaba hueca, como si sus palabras fueran arrastradas por el viento que soplaba a través de las rendijas en su mente confusa. Sus ojos vagaban sin rumbo fijo, posándose en el techo de su departamento mientras intentaba descifrar sus propias emociones. — Bueno, sé que debes venir en camino de todos modos, así que por favor, tráeme un café y unos cigarrillos, si no es mucha molestia.
— No tienes ni que decirlo amigo, estoy subiendo las escaleras, en este momento. —La respuesta de Peter fue decidida y firme, como un faro en medio de la tormenta. Había un alivio palpable en su tono, como si finalmente hubiera encontrado un punto de referencia en medio de la incertidumbre.
En ese momento, las palabras de Peter actuaron como un ancla, devolviendo a Eric a la realidad con un sacudón repentino. Se levantó de su estado letárgico, sintiendo la urgencia en las palabras de su amigo. La oscuridad que lo había envuelto comenzaba a disiparse.
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