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Bien, este era el momento.
Los DeSaulnier se encontraban terminando la cena, ese era el momento perfecto, Dean lo comentaría en el preciso momento, lo soltaría como un comentario normal.
Si, eso era, lo dejaría salir como una broma, un comentario por aquí y otro por allá y este asunto estaría terminado, sus padres lo escucharían y le dirían que es una tontería.
Sí, definitivamente.
...
Dean esperó...
Y esperó...
Y volvió a esperar...
¡¿Acaso esta gente no hace bromas?!
Dean se encontraba muy ansioso por poder sacar sus palabras y pensamientos. A pesar de lo evidente que era que Dean quería hablar sus padres no lo notaron y siguieron como si nada.
El pelinegro estaba acostumbrado a esa situación, no le sorprendía pero sí que lo decepcionaba.
Suspiró resignado y continúo con su cena.
Al terminar todos se fueron a sus habitaciones.Dean estaba pensando en si realmente podría decírselos a sus padres.
Era una estupidez, la magia no existía, ¿por qué se presionaba tanto para eso?Quizás en el fondo el realmente disfrutaba de los cuentos absurdos que su madre leia para el, o quizás el quería creer en la magia.
Dean estaba confundido, no le gustaba esa sensación.
Cansado se fue a dormir, mientras su cabeza soñaba con cosas como jardines enormes y flores exóticas.
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Dean se encontraba regando y estudiando algunas flores, era su pasión, el sonido de las hojas moviéndose con el viento era algo que lo relajaba demasiado, realmente lo disfrutaba.
Estaba a punto de irse de ese lugar hasta que vio a alguien.
¿Quien era?
Se acercó con sigilo para que esa persona no lo viera. Al acercarse lo suficiente pudo ver a un chico de espaldas.
Parecía de su edad, era más alto que el y tenía pelo rubio. Su piel era pálida y era de complexión delgada.
Se escondió tras un arbusto para poder verlo mejor.
El chico volteó y pudo ver su rostro, era alargado y tenía unos lindos ojos, su mirada era seria pero de alguna forma serena.
Dean quedó embobado mirando a aquel chico, parecía de su edad.
Se quiso acercar más pero de la nada vio como el joven rubio se volteo de nuevo y se fue, primero iba caminando, eventualmente fue apresurando el paso y terminó corriendo en la dirección contraria a la que se tenía que dirigir Dean.
Iba a perseguirlo pero se detuvo al escuchar una voz.
— Dean! —
¿eh?
La voz se iba acercando cada vez más, pero no sabía de dónde provenía, el pelinegro buscaba con la mirada.
No sabía a dónde mirar, miraba a todos lados y no veía quien lo llamaba.— Dean! —
Y finalmente despertó.
— Dean, querido, por fin despiertas — Dijo su madre.
— Ah, mamá, buenos días — dijo el pequeño.
— ¿Te sientes bien? llevaba rato intentando despertarte pero no te despertabas.
— Me siento bien mamá, no te preocupes — Dijo con una sonrisa.
— Bueno, en un rato iré a una galería para exponer mis obras, llegaré en algunas horas, tu padre no llegará hasta mañana temprano, te quedarás con tu Nana Helena hasta que yo llegue, ¿está bien mi niño?
— Claro, no te preocupes mamá, estaré bien— dijo Dean un poco triste, siempre lo dejaban solo.
— Cuando llegue haré galletas, te lo prometo, ¿está bien?
— Galletas! gracias mamá — dijo más feliz.
— Te amo mi niño, vuelvo al rato — Dijo Gisselle y le dió un cariñoso beso en la frente.
Y finalmente se fué.
Dean amaba a su madre, a pesar de que no la podía ver todo el tiempo el la amaba con toda su alma, ella y su Nana Helena eran sus personas favoritas en el mundo.
Ahora, volviendo a sus pensamientos, tuvo un sueño raro. No lo recordaba del todo pero si que recordaba a un niño.
Divagaba en sus pensamientos hasta que su estómago rugió.
— Oh — y supo que debía desayunar.
Se apresuró a asearse para poder desayunar, se alistó y bajó a tomar el desayuno que su Nana le había preparado.
— Nana Helena, buenos días — saludó con una sonrisa.
— Señorito Dean, buen día, hoy preparé pancakes, por favor siéntese.
Y así lo hizo.
Se encontraba un poco serio, cosa que su Nana notó, a ella no se le escapa nada.— Dígame señorito, qué fue lo que decía en la carta que recibió, noté que quería comentárselo a sus padres.
Siempre daba en el blanco.
— Oh, no era nada importante Nana, solo era una estúpida invitación a una escuela de magos, probablemente una broma.
— Lenguaje! — Lo reprendió — ¿escuela de magos? ¿quién mandó la carta?
— Decía Hog algo, y al parecer una mujer de nombre Minerva la escribió, quizás podamos demandarla por engañar a la gente.
Dijo y notó que su Nana se quedó pensativa, repitiendo el nombre Minerva y finalmente dijo algo.
— Si no es mucha molestia señor Dean, ¿podría ver la carta? — Dijo con un rostro serio y sereno.
— Claro Nana — Y fue corriendo a por la carta para entregársela.
Se la entregó a su nana y vio como la leía.
Después de eso quedó aún más pensativa, pero no le tomó importancia.Dean se fue a leer y estudiar un libro de hongos, sin notar al gato taby que estaba fuera de su ventana.
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Wolaa, es un capítulo muy corto, lo sé, aún no empieza lo bueno, pero no sé preocupen, calculo que en unos dos capítulos más se pondrá interesante la situación jeje.
Estoy bastante emocionada por seguir escribiendo esto, no lo abandonaré tan fácilmente jeje.
Muchas gracias por leer hasta aquí!
Nos vemos en la siguiente actualización<3-Han.
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ᴘʀᴇᴛᴛʏ ʜᴀɴᴅꜱᴏᴍᴇ ᴀᴡᴋᴡᴀʀᴅ || Draco Malfoy x MaleOC ! ! !
Fiksi PenggemarDean DeSaulnier siempre obtenía lo que quería.