22

125 12 18
                                    

Enorme confusión.


Will

La idea de pintar en acuarela era fácil, hasta que te lo pedían a súplicas dos niños molestos. No me gustaba rechazar aquellas caritas llenas de suplicas mucho menos si se trataba de Gwen y Griffin, los dos mas pequeños de nuestro club de perdedores.

Ambos chiquillos necesitaban de mi ayuda para un trabajo con urgencia, o así fue como a mi me lo remarcaron.

Y al parecer no era el único, Bill también fue aturdido por las súplicas de los menores, aunque al final terminamos aceptando, caímos en que eso implicaba cuidarlos y no sólo ayudarlos.

- No somos molestia, lo prometemos - hablo Gwen mientras íbamos camino a casa de Griffin.

- La única molestia será cuando tengamos hambre, pero eso no pasará ahora - decía Griffin que iba junto a la chica.

- ¿Y tu-tu-tu hermano no sabe dibujar? - pronunció Bill dirigiendo la pregunta a la chica.

- Si sabe, pero solo sabe calcar el dibujo y queremos que nuestra exposición sea la mejor de todas.

- Ella quiere eso, aún tenemos tiempo, pero Gweny se adelanta siempre- señaló el menor esbozado una sonrisa de oreja a oreja mientras daba pequeños saltitos.

Observe en el camino como Griffin y Gwen discutía por pequeñas cosas sin sentido, ocasionando risas a Bill y a mi. Me recordaban a Lucas y Max, salvo por el hecho que al terminar la discusión esta finalizaba con un beso de reconciliación.

Pronto caí en la idea de que los menores que iban frente a nosotros peleaban justo como mis amigos mencionados, lo raro aquí era que incluso se veían como ellos, con un brillo inusual en sus pupilas que al parecer era el único que lo notaba

Griffin se adelantó para abrir la puerta de su casa dejando entrar a Gwen primero y como consiguiente a nosotros. La casa del niño era muy hermosa no sólo por el lindo jardín que florecia afuera en el patio, si no también porque en los adentros de esta, las paredes eran adornadas con tapiz blanco y delineados de color dorado, el piso lo cubriría una alfombra carmesí, en cada mesita se encontraba un florero y como toque final el delicioso aroma que salía de la cocina, cada rincón de esta casa era perfecto

- Wendy que bueno verte de nuevo - saludo una mujer muy hermosa con delantal floreado debajo del vestido rosa pastel que traía puesto.

Era la madre de Griffin, sin duda, pero paso directo a dar un abrazo a Gwen quien era llamada Wendy por la madre de Griff.

- Mamá confunde los nombres - explicó Griffin en susurro para nosotros, veíamos como la madre del niño admiraba cada pequeño detalle de la niña como si se tratará de una princesa.

- Y Gweny es muy amable como para coregirla.

- Me da mucho gusto verla señora Stagg - correspondió saludando con una sonrisa sincera.

- Dime Amelia, deja las formalidades Wendy.

- Mamá ellos son Will Byers y Bill Denbrough - presentó.

Saludé con educación y los labios rojizos de la señora Stagg se estamparon en mi mejilla. Ya podía deducir de donde había sacado Griffin lo lindo, amable, generoso y empatico desde luego. Estar en casa de los Stagg era como estar en un refugio, aquellos que sólo salían en las películas.

Después de aquella bienvenida por parte de la señora Amelia, subimos al cuarto de Griffin, que no se asemejaba con nada a toda la decoración de su casa, el cuarto de el tenía alfombra de color azul rey, el cuarto estaba pintado como el cielo nocturno, en el techo se observaba que habían pintado estrellas y constelaciones, en las paredes sobresalían lo que eran más estrellas, de esas que se iluminaban cuando apagaban la luz.

No somos muy jovenes para estoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora