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Alguien mirandome.


Ahora el turno de despertar con miedo era de Griffin, el pequeño despertó a las 2:05 de la madrugada llorando de miedo. Se levanto de la cama prendiendo su lampara de noche, tardo minutos o tal vez horas en calmarse  fue hasta que un ruido se escucho en el piso de abajo, quizas habia sido su madre, pero el ruido se hacía cada vez mas fuerte, ahora en el pequeño unas ganas de vomitar se hacían presentes en su garganta  corrió al baño vomitando solo agua ácida, termino de vomitar sintiendo la garganta arder a más no poder, lágrimas corrían por sus ojos. Se acerco al lavabo enjuagando su boca al levantar la vista lentamente con la respiración agitada, encontró una sombra detras de él.

Se sobresalto dando vuelta para ver quien estaba detras de el. No había nada,  un ruido más fuerte se escucho ahora, volviendo el ambiente extraño.

Griffin bajo descalzo mientras prendia las luces del pasillo, sus pies hacian ruido con el piso, llego al final del pasillo más no econtro nada, dio media vuelta para volver a su habitación e intentar dormir. Pero al dar esa vuelta observo dos puntos amarillos brillando en el cuarto obscuro.

- Pero que mierda - dijo en susurro para el mismo -

Los ojos se comenzaron a acercar a el, la luz comenzo  a fallar. Cuando llego frente a este ya no eran unos ojos los que estaban ahí, ahora era un hombre, aquel que le arrebató inocencia, libertad y felicidad; estaba  ensangrentado al igual que su ropa, parte del cuello estaba roto. Sabía que no podía ser el raptor el ya estaba muerto.

- Hola Griffin, ¿no quieres jugar conmigo?- hablo con voz macabra -

- No, tú estas muerto - musito caminado para atrás  -

- ¿Muerto? - hablo casi indignado - ¿Acaso no estoy lo suficientemente vivo para ti.?- hizo una pausa acercando la mano al cabello del pequeño - Juega conmigo Griffin -

Un ruido fuerte se hizo presente en toda la casa los focos se prendian y apagaban, Griffin cubrio sus orejas, el raptor ya no estaba, el niño ya no estaba en su casa, habia regresado a ese asqueroso sótano.

- ¡MAMÁ! - gritaba deseperado y con lágrimas  en sus mejillas - ¡FINNEY! ¡ROBIN! -  grito corriendo por todos lados - ¡VANCE! ¡BRUCE! - no obtuvo respuesta alguna, esperaba que esto fuera solo un mal sueño pero todo era tan real  como sus pies fríos - ¡BILLY! - se tiro al suelo llorando con desesperación  - ¡Gwen!-

No supo el como se levanto pero no iba a pasar por lo mismo, trato de abrir la puerta pero fue en vano, de repente el sótano comenzo a llenarse de charcos de sangre. Era repulsivo, un olor repugnante se hizo presente  en toda la habitación, gritos de niños llorando, suplicando que parara de golpear y tocar.

- ¡YA BASTA! - grito para nadie en específico  -

Sus pies se llenaron de sangre al igual que su pijama. Sintió una mano entre su pierna derecha, que lo tiro directo a un río de sangre que inundaba en su alrededor, abrió un poco los ojos, donde noto a un payaso que le sonreía  con un cuchillo en mano.

Sintió como otras manos lo cargaban, scandolo de la pesadilla.

- Mi niño ¿Qué pasa? - pregunto su madre poniendo al niño en su pecho -

- Yo estaba..... sangre...... payaso..... obscuro.... - no sabia como explicar las cosas -

Su padre lo cargo entre sus brazos llevandolo a la recamara, al parecer los adultos no veian lo que Griffin, el veia el pasillo y el baño ensangrentado y con letras escritas en grande, la pijama estaba igual de sucia y aun así su padre lo cargaba como si no estuviera lleno de sangre.

No somos muy jovenes para estoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora