Como la primera vez

- Lo recuerdo como si fuera ayer, desde niño supe que el sería más que sólo un amigo, supe que no sólo sería mi mejor amigo, si no que sería mi primer amor, mi primer flechazo.
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- ¡Una advertencia!- regaño la mujer dando el portazo mientras el pequeño iba detrás de ella cabizbajo.
- Es tu primer día y ya recibiste una advertencia. De verdad Robin tienes que apoyarme se que es difícil hijo, pero es lo mejor.
-¡Yo no quiero estar aquí!. ¡No es mi culpa que papá haya muerto!.
El niño corrió al piso de arriba, nunca le grito a su madre a la cara hasta hoy, supuso que sería el cambio repentino, ambos se desahogaban mediante gritos y regaños.
- Debes tranquilizarte Ariana, el cambio le va a costar.
La mujer negó mientra cubría su rostro entre sus manos suspirando con pesadez, no culpaba al niño, pero estar en la misma casa donde ya no estaba su marido le provocaba, melancolía.
- Yo hablo con el - concluyó para dejar a su hermana sentada en el sofá de la casa. Elías subió hasta el piso de arriba sin rastro del niño, pensó por unos segundos donde podría estar.
Adivinó cuando recordó la plática que tuvieron ayer ambos cerca del garage. Le mostró un escondite, como una puerta secreta, donde nadie más que el lo encontraría.
Tocó la madera pintada, y aunque no hubo respuesta escucho pisadas de que alguien se escondía.
Con una risa susurrante entro, viendo un bulto envuelto en cobijas.
- Esa no es una capa invisible si es lo que piensas- el niño se removió mostrando enojo, su Tío acepto el espacio que su sobrino quería establecer. Decidió seguir platicando aún si el menor no quería verlo.
- Así que...¿Una pelea?, no te vi ni un rasguño apuesto a que ganaste.
Las cobijas se removieron dando a entender que era un sí.
- Me estaban diciendo cosas malas - justificó susurrante.
- Nadie quizo ser mi amigo- agregó al último un poco más bajo. Su tío percibió el tono de querer llorar del pequeño.
Con cuidado quito las cobijas que lo cubrían completo, paso su brazo por el hombro del niño consolandolo.
- Pelear no fue muy listo, pero sabes algo Robin, yo se en el fondo que haya afuera hay alguien que está esperando a un amigo como tú .
- ¿Tú lo crees?.
- Estoy muy seguro Robin.
Caminó sin ganas, sentía como la gente miraba cada paso que daba e incluso sentía que criticaban su respirar. Tenía ganas de gritarles, pero eso sólo haría que nadie le hablará.
- Buena pelea la de ayer Arellano.
Saltó de sorpresa, miro con cautela al nuevo chico que se detuvo con él, era un poco alto, rubio, rizado y con unos brazos que estaban para admirar.
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No somos muy jovenes para esto
SonstigesLo unico que pedian a gritos los jóvenes era tener una vida normal. Una adolecencia en la que no tuvieran confusión con sus sentimientos, con su forma de ser. Querían ser normales, pero el destino les tenía una mala jugada una muy mala jugada. Con...