El Monstruo Al Que Le Temo

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Gnossienne Nº1 sonaba en el gramófono mientras la vidente yacía en su cama con la mirada perdida en el lado opuesto de la habitación.

No era el tipo de persona que disfrutara de la inanición, era una persona productiva y quería sacar provecho de cada minuto libre, pero se sentía exhausta y molesta por el rumbo que había tomado todo. Su bloqueo continuaba al punto de que no era capaz de redactar ni una oración, en resumen iba de mal a peor y no dejaba de replantearse su actitud frente a la rubia; La culpa era ahora su compañera y al parecer ese molesto sentimiento no tenía intenciones de abandolarla próximamente.

-¿Piensas arreglar las cosas en algún momento? -señaló Thing que había saltado sobre su cama.

-Todo tiene fecha de caducidad, nuestra amistad no fue la excepción -soltó con aire de indiferencia la pelinegra.

-Los dos sabemos que eso es evitable. Solo tienes que hablar con ella de lo que sientes.

-¿De lo que siento? -cuestionó Wednesday sin expresar emoción alguna pese que por dentro su corazón palpitaba fuertemente de solo suponer hacía donde iba el tema.

-Creo que es bastante obvio que estás enamorada de...

-¡No digas nada! -interrumpió nerviosa -Si deseas seguir conservando tus dedos será mejor que no se te ocurra hablar.

-No diré nada, pero de todas maneras creo que deberías escuchar a Yoko.

-¿Cómo sabes lo que Yoko...? Me seguiste -concluyó rápidamente.

-Yo solo estoy tratando de que no lleves la situación a un punto sin retorno. Además no quieres que ella cambie de habitación, y si no haces nada al respecto sin duda lo hará

-En este punto, dudo que hablar solucione las cosas -murmuró.

-Aún así ella merece saber la verdad... y créeme que no te perdonarás dejarla ir.

-Ella puede irse si tanto lo desea -comentó cansada, pese a que era bien sabido que no quería que eso suceda.

-En ese caso supongo que Ajax será lo suficientemente inteligente como para aprovechar la situación -remarcó Thing con la esperanza de que la gótica tome cartas en el asunto.

No dijo nada, pero a juzgar por su mirada parecía estar en una especie de discusión interna en la que a fin de cuentas pareció haber sido derrotada.

-Supongo que puedo escribirle -murmuró finalmente.

Le llevó unas cuantas horas y varios intentos fallidos llegar a algo que se asemejaba a lo que estaba sintiendo por lo que al concluir su tarea, metió el papel a un oscuro sobre y caminó hacia la mesa de noche de su compañera con la intención de dejarle la carta, pero antes de que llegara a concretar su camino, fue interrumpida por el sonido de la puerta de entrada que se abrió bruscamente, era Enid, que ignorándola por completo se dirigió hacia una pila de cosas y tomó su bolso rojo. Comenzó a recoger objetos y prendas aleatoriamente, iba con rapidez, por lo que era ahora o nunca, debía entregar su confesión.

-Enid...

-Estoy ocupada Wednesday -respondió de manera tan gélida que la pelinegra sintió un escalofrío.

-Solo quiero decirte que...

-Te di varias oportunidades para hablar, ahora no quiero escucharte -interrumpió la licántropa molesta.

La vidente tan solo se quedó en silencio, no había nada que decir, ya había arruinado del todo las cosas pensó con amargura, pero antes de que pudiera reaccionar, Thing le arrebató el oscuro sobre de sus manos y se dirigió hacía la rubia en un intento desesperado de arreglar la situación entre las dos.

-Se que no merece que la escuches -Señaló Thing -pero ¿podrías leer esto?

La licántropa frunció el ceño con confusión pero aún así tomó el sobre, y sacó lo que contenía dentro, era una carta escrita a mano y al advertir la pulcra caligrafía de su amiga sintió su pecho comprimirse ante la ansiedad de saber qué era lo que la vidente no había tenido el coraje de decirle en la cara.

La pelinegra, por su parte, no recordaba haber sentido alguna vez tal nerviosismo, era Wednesday Addams, la habían preparado desde pequeña para enfrentar casi cualquier amenaza ¿como podía una simple carta generar tanto temor?

Y es que desde el instante en que ese sobre tocó las manos de Enid, su cabeza no había hecho más que especular los distintos escenarios con respecto a lo que podía llegar a suceder cuando la rubia supiera la verdad y todos eran lo suficientemente denigrantes como para quedarse a esperar una respuesta. Por lo que a grandes zancadas caminó hacia la puerta pero se detuvo en seco al escuchar la voz de la loba.

-Si cruzas esa puerta wednesday... se terminó, oficialmente. Lo que sea que quede de esta amistad -impuso con autoridad, por lo que la gótica tan solo se quedó estática esperando su destino.

La loba, al ver que Wednesday no se escaparía de nuevo, se sentó sobre su cama y comenzó a leer el papel entre sus manos.

Enid:

Te escribo porque por primera vez en mi vida tengo miedo, nunca le temí a los monstruos, pero hay algo dentro de mí que no entiendo y a pesar de que lo aborrezco, lo admiro porque no he experimentado un peor método de tortura que el que estoy sintiendo en estos momentos.
He tratado sin éxito de apaciguar aquello que con afiladas garras parece querer abrirse camino a través de mi pecho, pero a mi pesar no logro encontrar la manera de silenciar el monstruo al que le temo y de lo único que tengo certeza es que tu haces que se despierte, es por eso que he decidido distanciarme estos días pero mientras más me alejo, más se intensifica ésta tortura por lo que retomando lo que revelé en un principio; tengo miedo... miedo de mi misma y de lo que estoy sintiendo, miedo de que lo que tengo que decir te asuste a ti también porque sé que tu decepción es inevitable, he atentado contra nuestra amistad y tu confianza por lo que sin más preámbulos, te confieso que estoy enamorada de ti Enid y me odio por carecer del valor suficiente para ponerle voz a estas palabras.
No pretendo ser correspondida al igual que tampoco espero que nuestra amistad sea la misma después de esto claro está, de hecho estoy a tu disposición con respecto a lo que decidas hacer de ahora en más y puedo asegurarte que procuraré no volver a cruzarme en tu camino si así lo deseas.

atentamente,
W.A.

El corazón de la rubia parecía querer salir disparado de su pecho en ese momento, sentía que sus manos le temblaban y no lograba hilar pensamientos. ¿Qué debía hacer? Yoko tenía razón, sus sentimientos eran correspondidos, todo le parecía surrealista, o producto de un disparatado sueño pero ahí estaba con la confesión entre sus dedos y Wednesday paseándose ansiosamente por la habitación en espera de una respuesta.

-Enid... -murmuró la vidente luego de esperar lo que ella consideraba una gran cantidad de tiempo -se que no quieres escucharme, pero quería dejar en claro que entiendo perfectamente si deseas que solicite un traslado a otra de las habitaciones -continuó mientras tomaba su postura habitual más serena -no me parece apropiado que te sientas incómoda por mí culpa.

-¿Esto es real? -cuestionó la licántropa señalando el papel en su mano izquierda.

-Lo extraño es que creas que puedo estar bromeando -dijo mientras las entrañas se le comprimían al ver a la rubia con esa mirada indescifrable -Enid yo... lamento no haber sido directa -susurro desviando su mirada.

Las cartas ya se habían jugado y había expuesto todo lo que temía decir; ahora definitivamente había arruinado lo que tenían pensó con congoja. Estaba tan angustiada y nerviosa que no notó la cercanía de la otra muchacha sino hasta que esta despertó una corriente eléctrica por todo su cuerpo. Con una leve inclinación hacia el frente acortó la distancia entre sus labios y el simple contacto había logrado aniquilar todo aquello que por un largo tiempo la estaba torturando.

Enid le había besado y sintió como si un puñado de arañas le caminaran en el estómago. Se sentía estupefacta ya que en ninguno de sus escenarios mentales había considerado que la licántropa le correspondiera de esa manera.

Wenclair - El Monstruo Al Que Le TemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora