Sólo en este momento, Perus comprendió que no hablaba con su boca sino con su mente y que frente a él, conforme la madrugada se convertía en alba, los cabellos cerúleos de Brunela cobraban forma material, también su rostro moreno, sus ojos vertiginosos en donde ocurría una tormenta.
Brunela supo que no nada le causaría más miseria que la muerte de Perus y que ella no podría ser la responsable de su infelicidad. Estas imposibilidades eran mundos nuevos para la diosa, acostumbrada a moverse con libertad en el vendaval y el viento, que no tenían contradicciones.
"Te buscaré hasta el último día, amado Perus, y ahí en donde estés, estaré yo, escucharás mis palabras y te convenceré, un día, de venir conmigo. Y no morirás y sabrás que estoy contigo porque nada a tu alrededor se moverá, nada ocurrirá mientras te miro y aprendo las palabras para darle forma a tu corazón."
Y esa noche, Brunela partió y fue desgraciada, pero muy pronto volvió y volvería muchas veces al lado de Perus.
Por su lado, Perus siguió con su vida sin renunciar a sus libros más preciados, pero nada fue igual. La presencia de la diosa en su mente le provocaba episodios de amnesia, las palabras leídas se le escapaban en cuanto posaba sobre ellas los ojos. La memoria de los pasajes históricos y las aventuras de héroes fabulosos se le mezclaban en el sueño y era incapaz de distinguir unos de otros.
De vez en cuando, Brunela aparecía. Si llovía, las gotas se quedaban suspendidas en el aire. Si ardía la vela, la flama se quedaba quieta. El silencio del fuego también acallaba las sombras. Entonces Perus sabía que Brunela lo miraba, escuchaba las palabras de la diosa en un torrente de ideas e historias imposibles y asombrosas que sonaban en su mente y lo dejaban embotado por días, incapaz de hablar o de entender lo que leía.
Sin pertenecer del todo a la diosa, Perus estaba a la merced de Brunela. La salud del viejo decayó, leer se convirtió en un martirio, por las noches tenía pesadillas extravagantes que le provocaban el deseo de entregar su voluntad y dejar que las fuerzas del mundo lo arrastraran a la muerte.
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Brunela y Perus
Fantasy¿Qué ocurriría si la diosa del aire y de lo invisible se enamora de un anciano lector? Ambos personajes se buscan desesperadamente entre tierras que se mueven, cielos que se convierten en marea y un lugar que permanece fijo para siempre. Una vieja l...