- イャ : prologue ୨ৎ

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Kilig: palabra de origen tagalo, de Filipinas, que es la sensación de que te derrites cuando hablas con quién te gusta

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Kilig: palabra de origen tagalo, de Filipinas, que es la sensación de que te derrites cuando hablas con quién te gusta. O, en otras palabras, cuando sientes mariposas en el estómago.

 O, en otras palabras, cuando sientes mariposas en el estómago

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Sunghoon siempre había creído que tenía mala suerte.

Nacer como omega era la clara prueba de que su fortuna nunca sería buena, y todo el mundo se empeñó en recalcárselo desde el principio.

Luego de que su madre muriera en el parto, y haber sido criado por un agresivo padre alcoólico que le echaba la culpa por haber matado a su madre, confiar en las personas nunca estuvo en su naturaleza.

Por supuesto, frente a las personas siempre se comportaba como correspondía debido a su condición: sonriente, alegre, bromista. Sumiso. Obediente. Pero por dentro se sentía morir un poquito más cuando un alfa daba un paso hacia ella, aún con las más puras intenciones.

Debido a ello, había crecido completamente rodeado por la soledad, tanto la impuesta en su pequeño hogar como la que se impuso el mismo en el colegio. Apenas había conocido lo que era el cariño, la ternura, el calor, y creía firmemente que esos sentimientos no eran para el.

Más aún cuando ocurrió su primer celo a los trece años, y se sintió tan asqueado de sí mismo por ello, en especial cuando su padre le gritó que era un maldito omega asqueroso que sólo pensaba en abrirse de piernas para los demás.

Su celo fue, además, el detonante para que su padre decidiera dejarla abandonado meses después.

Sunghoon podía comprenderlo, a medias: un alfa no podía hacerse cargo de un omega en su celo, sin importar si éste fuera su padre, y de alguna manera entendía que, quizás, su padre la echó para protegerlo de él mismo.

Por lo que, a punto de cumplir los catorce años, se convirtió en un omega vagabundo que trataba de sobrevivir como fuera, abandonando toda zona de confort, incluida la escuela.

A Sunghoon no le importaba tampoco. Nunca se había destacado como alumno y, al no tener amigos, no es como si fuera a echarlo de menos.

Su vida era una mierda, sin embargo, seguía sonriéndole a la gente como si nada, a pesar de que la gente la mirara con desagrado al ver un omega sucio y con las manos llenas de tierra debido al tiempo que pasaba en el parque mirando, acariciando, oliendo las flores que allí crecían.

୨୧ 𝐊𝐈𝐋𝐈𝐆  ⇝  𝒥akehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora