La estudiante genio de Hotland

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Nuevamente encontrándonos en la guarida de Mask's Slayers, la misteriosa mujer se encontraba muy entretenida jugando con una pequeña muñeca de trapo arrancandole hebras de su cabello una por una, para luego con una navaja cortar parte del pecho de la muñeca y extrayendo parte de su  relleno de algodón, luego la dejó caer al suelo y la pisoteó con uno de sus tacones. Pero justo en ese momento ya su momento de diversión se había acabado por lo que guardó su navaja y se recostó en su trono algo pensativa para luego suspirar pesadamente.

—  Ya me aburrí de enviar atacar los mismos sitios... Hmm... Ahora que lo pienso, Hotland lleva mucho tiempo tranquilo -Sonrío sádicamente- Entonces... Será mejor que envíe a uno de mis queridos subordinados para que haya algo de diversión en Hotland.

























































































































































































































































































































































¡Mami! ¡Mami!

Ese sueño nuevamente se hizo presente, el pequeño albino se encontraba asustado al ver toda la sangre que había en el suelo y aquella herida profunda que había en el estómago de su madre y como si eso no fuera poco su hermanito que sostenía en sus brazos lloraba demasiado al sentir aquella tensión que había en el ambiente, la madre de los pequeños con la última fuerza que le quedaba extendió su mano hasta la mejilla de su hijo mayo y la otra a la frente del menor.

Lo siento mucho, mis niños... Lamento tener que dejarlos...

— No digas eso mami, llamaré a alguien para que no ayude -dijo el mayor en un tono asustado, no quería que su madre se fuera y los dejara solos-.

Y-ya ... no hay tiempo cariño... -dijo su madre con la voz quebradiza y algo de dificultad, la calidez de su mano estaba desapareciendo por completo-.

Por favor no te mueras mami, mi hermanito y yo te necesitamos... -el albino sollozaba- No nos dejes...

— Hijo... Yo nunca me iré de su lado, siempre velaré por ustedes... Y los acompañaré a dónde quiera que vayan... -la mujer hizo una expresión de dolor, su cuerpo estaba empezando a enfriarse y parecía que su momento de despedirse ya había llegado- ... Sans... Papyrus... Los amo...

Un extraño sonido se hizo presente, El  albino despertó de golpe y con la respiración agitada, seguido de eso sintió un dolor punsante en su ojo derecho este se quejó del dolor mientras buscaba el causante de aquel sonido, se encontró con su celular vibrando, era su alarma indicando que ya era hora de levantarse e ir a clases.

— ... Que buena forma de empezar el día... -dijo el albino apagando su alarma y con una voz de fastidio y un tanto somnolienta-.
















































































































Amor, Máscaras Y Sangre [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora