༄ La sociedad es el código de si misma

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Valerie POV

En mi vida cotidiana siempre he sido yo, junto a mamá. Y ciertamente los amigos que tenía la mayoría de la veces terminaban esfumándose como una barrida de polvo, aunque para mi solo fueran conocidos. No es que tenga una vida muy importante o un apellido que sonara por doquier para esperar que tantas personas sean mis amigos, pero ese siempre ha sido un defecto en mí, la sociedad, la forma de hablar, de socializar. No soy una chica que busca atención, ni mucho menos la qué pasa por los pasillos bajando la cabeza esperando pasar desapercibida, solo soy Valerie Adam... Y si pudiera describirme con una sola palabra, esa sería: Rompe Cabezas. Por qué soy muy difícil de entender, no sé lo que quiero, mi vida es complicada de explicar y creo que mi mundo está más torcido que los tantos programas de asesinos que he visto.
Y se que no soy la figura perfecta para explicar que la sociedad es una misma pero así me siento conforme.

- Vamos Valerie - Tiró de mi hasta estar a su altura.

- No quiero incomodar, tal vez ni me quiera hablar - Conteste con desánimo.

- Que no estará incómodo ¿es tu primer día y ya vas andar de antisocial? - Torció los ojos.

- No es ser antisocial... - Movió mis manos, tratando de ilustrarla - Es que no quiero molestar - Me giré en su dirección esperando un "ohhh, vamos ¿qué podría pasar?" O eso esperaba al menos. En su lugar volvió a tomar mi mano y me llevo a una de las mesas que adornaba la cafetería. Freno de golpe y dijo: Owen.

- El chico a nuestro lado, alzó la cabeza y sonrió de lado, pronunciando: Katherine Ross.

- La misma de hace un año - Soltó mi mano y se dirigió al chico, que al ver cierto acto, se levantó y la cubrió con sus brazos - ¿Cómo te fue con tu familia?

- Supongo que bien - Se encogió de hombros.

Mi mente maquinó rápidamente que entablarían un conversación de amigos que no se han visto dentro de un tiempo, larga, densa y aburrida. Inmediatamente les di un repaso y giré para salir antes de ser ignorada. Pese a eso, Katherine se dió cuenta de mi existencia y formuló un: Valerie, el es Owen.

Suspiré frustrada, había arruinado mi escapada y no podía ser grosera, eso es de inadaptados. Tome todo el aire necesario y giré con una sonrisa en mi rostro que reflejaba: "No crees que ya se que se llama Owen, lo dijiste hace unos minutos"

- Lo se, lo acabas de decir hace un rato - Comente, con la puta sonrisa aún en mi cara.

Katherine sabía que yo era así cuando conocía a cualquiera, era mi arte de la comunicación, ser sarcástica y pesada el doble de lo normal, sonreí hipócritamente y dar lo mejor para que se alejaran de mi. Para mi en ciertos aspectos la amistad no era mi fuerte pero podía dominarlo con mi forma de ser.

- Muy intuitiva tu amiga - Dijo el chico con simpatía en su palabra.

Por su sonrisa efectiva pude intuir un: "Me agrada" claro estaba. El chico reflejaba un carácter simple pero firme, con ciertos toques de sarcasmo en su personalidad; me miraba con diversión en sus ojos. Ojos marrones, oscuros para ser específica, una nariz fina, piel blanca, cejas pobladas y una sonrisa juguetona, que demostraba un aire de ser extrovertido. Portaba una postura firme y rígida, con la estatura perfecta para un basquetbolista. Junto a el, lucía el uniforme, sin una sola arruga, lúcido y limpio.

- Un placer - Entrelacé mis manos y forcé una sonrisa.

Valerie Adam: Modo Inter-sarcasmo

¿Y eso existe?

No molestes, Valerie

¿Hasta tú me odias conciencia?

Deja de alucinar, céntrate

Estoy centrada

¡Valerie!

¡Que estoy centrada!

- Valerie ¿comes con nosotros?

Salí de mis pensamientos con cara de trauma, estoy segura. De forma eficaz mostré una sonrisa desorientada y con disimulo en ella, no quería que ellos pensaran que era una rarita por hablar con mi conciencia en medio de una conversación.

- No, voy a... voy... a... - Dije nerviosa - Si, a mi clase, ya quedan pocos minutos para que empiece.

- ¿Qué clase tienes? - Soltó Katherine.

- Álgebra.

- Oh... Si - Katherine estaba intentando volver arruinar todo. Ella sabía que era mentira, pero no tendría las agallas para delatarme frente a su amigo, seria descortés y ella podría ser de todo pero eso, por lo que he nota jamás lo sería - Entonces, no vemos en la salida.

- Claro - Estaba apunto de girarme pero recordé a Owen - ¿No te ibas a despedir? Que grosera eres Valerie - Owen - Dirigió su vista a mi con sus ojos color café fuerte, que de alguna forma o otra reflejaban el "Se que mientes" pero con cierta diversión - Adiós.

- Adiós - Sonrió, mientras negaba.

Sin mirar atrás corrí por los pasillos hasta localizar la entrada del portal que me transportaría a mi querida clase. Entre y tomé asiento en uno de los últimos puestos, monte mi mochila en la mesa y me recosté hasta que todo los puestos estuvieron llenos, y la profesora lista para dictar su clase. Su forma de tomar el marcador y escribir en la pizarra demostraba superioridad, liderazgo y inteligencia. Era una mujer de unos cuarenta años, con aspecto fuerte y altura adecuada para ser una persona promedio a los 1.55.

<<Jennifer: Profesora de Álgebra>> - Se encontraba escrito en la pizarra -

- Este año trabajáremos sin pausas, nada más de retrasos y no aceptaré trabajos a última hora...

- Puedo pasar - La clase fue interrumpida por la voz de un chico que sobresalía de la puerta. Tenían la postura encorvada y la mochila tras su espalda.

- Lucas Fernández - La profesora sonrió - Siempre llegando tarde, es su costumbre ¿no?
Yo hablando de puntualidad y usted dando el ejemplo. Sabe que puedo enviarlo a la dirección el primer día ¿no, Fernández?

Vámonos Valerie, estoy cansada

Esta fue tu idea ¡así que te jodes!

Ciertamente no sé cuánto tiempo pase analizando en el ambiente en el cual me encontraba, dándole vueltas a mi forma de escapar de allí. Aunque todo lo que soltaba mi cabeza era basura pura, eso tengo que admitirlo. No medí los minutos de mi ida al país de mi conciencia, fue tanto tiempo que no noté que la clase había vuelto a tomar rumbo y el chico de cabello rubio y ojos azules estaba a mi lado, irradiando firmeza de una forma tan masculina. Con su vista en la profesora, siguiendo cada uno de los movimientos que hacía, mientras mordía su bolígrafo.

- Oye - Sonrió de forma sensual, y giró para encararme - Se que soy el centro de atención en todo el lugar, pero deja de verme, es de mala educación no prestar atención a la clase - Él lo pronunció tan natural como si fuera respirar, y continuó prestando un fingida atención a la clase.

Con las palabras me había dado a entender que su ego estaba por el maldito cielo y que no se dejaría intimidar. La yo de diecinueve años para ese entonces no entendía qué demostraba su actitud con exactitud. Mucho menos lo que me llevaría hacer, lo que aceptaría, los errores y aspectos que te contaré después. Lo único claro en esta historia es que el destino actúa de forma diferente para algunos, especialmente para nosotros, nos da a entender que el estar segura de alguna cosa puede traer otra y que el mundo da más vueltas que de costumbre cuando estamos enamorados, por eso tomamos caminos equivocados.

Prohibido por Harrison ⒸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora