ocho lunas

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La mano asoma primero, despacio y de puntillas, levanta el pie,
sacude el cabello que cae sobre su pecho,
su faz...
esa paz le besa la frente,
los labios ardientes, persevera y es valiente.

No perturben,
también se de tambores,
no atormenten,
también se de bestias,
no molesten,
también se de fuegos salvajes.

La paciencia asoma ante sus embates,
no para soportarlos,
sino para perfeccionar el arte insistente de quién no es pero cree ser poesía.

No resistan,
también se de poemas heridos,
no presuman de vanagloria, también sé del poema en martirio,
no mientan también sé del deleite desgarrador.

Y...

...a ratos un par de ojos aunque sonríen, lloran por dentro el extenso lamento del firmamento!

Antología Poética Donde viven las historias. Descúbrelo ahora