Capitulo número uno: Fragmentos del pasado

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Abrí los ojos.

La sensación de somnolencia apenas abandonaba mi cuerpo, dejando algunos vestigios de lo que era un sueño profundo a su paso. Mi vista aún no estaba totalmente enfocada. Intentaba descifrar lo que había pasado antes de haberme dormido, pero algo me lo impedía, aunque luchaba por encontrar una imagen en mi mente, esta se alejaba cada vez más y más.

Una voz masculina sonaba de fondo, cosa que me ayudó a despertar por completo. Inspeccionando a mi alrededor, pude ver: una habitación, con la ausencia de todo color, exceptuando el blanco; y una puerta, difícilmente apreciable a simple vista, la cual estaba cerrada casi herméticamente, frente a mí, sin forma de abrirse por dentro. Una sola cama amueblaba el lugar y era donde me encontraba recostada.

—¿Bellona? ¿Me escuchas Bellona?

La forma en la que pronunciaba mi nombre... me resultaba familiar, como si la persona, detrás de aquella pregunta, fuese un viejo conocido. Antes de responder me senté al borde del colchón, tocando el frío piso de baldosas blancas, no era una sorpresa el color, lo monocromático les gustaba en ese lugar.

—Sí —respondí con dificultad, recién me percataba de lo sedienta que me encontraba, a duras penas esa palabra logró salir de mi garganta, raspando a lo largo de ella—, puedo oírte.

—Bien ¡Buenos días! lo lamento por no comunicarme contigo presencialmente, podrás comprender, tengo otros asuntos que requieren de mi atención temprana —mi cabeza estaba llena de incógnitas, pero una era más fuerte que las demás ¿Dónde había escuchado esa voz anteriormente? —. Sé que tendrás muchas dudas, las respuestas a ellas te esperan fuera. ¡Buena suerte!

La puerta se abrió automáticamente, dejándome libre de ese encierro. sin pensarlo, salí corriendo de allí, encontrándome con pasillos que, si bien no tenían colores vivos, eran más coloridos. Miré a ambos lados, largos caminos me esperaban, iluminados por luces muy brillantes, para mi gusto.

Luego de unos segundos de indecisión e incertidumbre me decanté por caminar a la derecha, guiada por mi intuición. Pasé bastante tiempo caminando en línea recta, viendo, a lo largo de todo el pasillo, puertas que no abrían, o por lo menos yo no podía abrirlas. Hasta que llegué a un lugar parecido a una cafetería con mesas y sillas, todas dirigidas a un mismo sitio, un ventanal enorme.

Al acercarme pude divisar, a través del vidrio una sala gigante, también, completamente blanca; en ese momento un recuerdo vino a mi mente:

[[ una mariposa azul, de apariencia etérea, volaba hasta la palma de mi mano, para después brillar del mismo color]]

Inmediatamente, me miré la palma, pero no había nada, todo indicaba que eso era la imagen de un sueño.

Al volver a tomar control de mi mente, exploré la cafetería, este era el lugar con más vida que había visto por las instalaciones. Las paredes provocaban la ilusión de madera barnizada, ocasionándote una sensación de calidez en el pecho; las mesas vestían manteles preciosos de seda color bermellón y centros de mesa de flores de cristal; la luz, que emitían los candelabros colgados del techo, era la adecuada, ni muy brillante ni muy tenue, permitiéndote relajar los ojos; y por último estaban las sillas de color jade que se veían tan cómodas como elegantes, con detalles dorados adornando su respaldo.

Fue solo caminar un rato entre las mesas, para comenzar a sentir olor a vino, velas y croissant, eso solo podía ser un efecto causado por mi mente, ya que no se podía ver si había una cocina o, tan siquiera, gente cerca.

Recordé mi sed y relamí mis labios, aunque necesitaba beber algo, lo de mayor relevancia era encontrar respuestas de lo que sucedía. Cuando volvía sobre mis pasos, a aquella habitación del principio, una puerta cercana a mí se abrió, por lo que detuve mi andar y me quedé observando, fijamente, en dirección a ella.

My destiny (EN DESARROLLO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora