Capítulo número cuatro: Espíritu animal

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Más de un mes pasó desde que huimos de la organización, ya nos acercábamos al segundo. El vientre de Lynx ya creció, suficiente para denotar su embarazo de 19 semanas. Nos encontrábamos alojados en una cabaña, a las afueras de Albi, pueblo natal de la embarazada. Al parecer, se nos adelantó la visita que ella misma nos había recomendado.

Pasamos cada día desde la muerte de Des entrenando duro, para mejorar nuestras habilidades en combate y sincronía con nuestro animal espiritual. Mejoré bastante en el entendimiento de todo lo relacionado a mi mariposa, la cual decidí llamar "Eta", un acrónimo del nombre de mi padre. Sin embargo, había asuntos más importantes.

Salimos de la casa, emocionados, hoy era el día de la ecografía, finalmente sabríamos el sexo del bebé. Aunque Desmond estaba muy seguro de que sería niña, hasta nombre le había puesto: "Karina". Nos subimos a la camioneta, otra, no con la que huimos, tomamos todas las precauciones necesarias para que no nos encontrasen, al fin de cuentas éramos fugitivos.

-Digo que su segundo nombre podría ser Vela, por Velius -Dijo el muchacho mientras encendía el vehículo.

-Por favor, suena horrendo, Karina Vela. Mejor es: Karina Aida, por mí -Zenaida respondió.

-No se llamará así, planeaba llamarla Karina Alba. Ya saben -su voz se quebró en la frase final-, porque ella da comienzo a un nuevo amanecer, una nueva oportunidad.

Todos guardamos silencio, aún la herida, de la muerte de su esposo, no cerraba por completo. No podía imaginar lo difícil que le podía llegar a ser, debía seguir adelante, por su bebé, pero sin su marido a su lado. De algún modo, la pequeña personita que llevaba en el vientre era un recordatorio de lo que perdió.

- ¿Y si es niño? -pregunté con afán de disipar la melancolía y tristeza del ambiente, ya habíamos llorado bastante, era momento de continuar con la vida.

-Podría llamarse como su padre, Desmond es un bonito nombre -el conductor se detuvo en una luz roja y miró, por el espejo retrovisor, a la embarazada.

-No, sé que sería muy significativo. Sin embargo, no quisiera volver a abrir la herida cada día al hablarle, si es que es niño y se parece a él, ya sería suficiente dolor.

Le tomé la mano a Lynx y la apreté un poco, demostrándole que tenía todo mi apoyo. Pensativa observé por la ventana, justamente estábamos pasando por al lado del río de arcilla, su color era una mezcla de marrón y verde oscuro, pero muy tenue.

-Eaton.

Las dos chicas, la embarazada y Zenaida, me miraron. Algo ruborizada repetí el nombre en alto <<Eaton>>

- ¿Qué les parece? Significa orilla de río. Mamá siempre dijo que sería mi nombre si hubiese sido varón. Y si mi memoria no me falla, Lynx, me dijiste que Desmond siempre quiso conocer el Río Tarn, el mismo que estaba aquí, en tu pueblo natal.

-Suena hermoso, si es niño, será Eaton Clay.

Después de las palabras de la futura madre nos bajamos de la camioneta, ya habíamos llegado al centro médico o eso quería pensar. El lugar desde fuera se veía pequeño y malgastado, el blanco ya era amarillo por la falta de limpieza y el Sol había borrado, casi en su totalidad, el color rojo de la cruz gigante que nos recibía.

Veinte minutos después estábamos Velius, Zenaida y yo, en la sala de espera, ansiosos por conocer los resultados. A pesar de no tener un lazo sanguíneo con el o la bebé, desarrollé cierto afecto. Ojeaba una revista de la actualidad, leyendo artículos de lo bello del parto y como una madre debería cuidarse.

-Es... niño -la voz pesarosa de Lynx me sacó de mi distracción.

-Eso es genial ¿No? Eaton será un gran hombre -Velius intentó animar a la embarazada.

My destiny (EN DESARROLLO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora