El niño hada olvidado

Capítulo 46: Prueba de las estrellas

Prueba de las estrellas

Por lo que pareció un tiempo, Link se vio abrumado por la luz cegadora. Un fuerte zumbido ensordeció sus oídos y todo su cuerpo hormigueaba por la inmensa cantidad de magia que lo rodeaba. Estaba flotando, aparentemente suspendido en el aire, y no estaba solo. Una mano se aferró con fuerza a la suya: el agarre tranquilizador de Wendy. Juntos, aguantaron, con la esperanza de que sus amigos todavía estuvieran en el camino.

La luz se volvió oscuridad. El repique terminó con un tintineo fuerte y resonante , como si alguien hubiera golpeado una campana de cristal hueca con metal.

Los pies de Link volvieron a pisar tierra firme. Abrió los ojos y fue recibido por un deslumbrante mundo de estrellas centelleantes y coloridas galaxias arremolinadas dentro de un velo resplandeciente de niebla plateada. Varias lunas y planetas flotaban en lo alto del vasto e infinito reino del espacio, brillando como pequeños orbes de luz. Sus jadeos de asombro fueron acompañados por otros ya que sus amigos también estaban hipnotizados por el lugar extraño, pero algo familiar.

Estaban de pie sobre una gran plataforma de piedra blanca y lisa dentro del mismo círculo mágico que el tallado en el suelo del templo. Cuatro pilares altos estaban situados uniformemente alrededor del círculo, cada uno grabado con runas y con lunas crecientes de oro flotantes en miniatura con un solo triángulo en el medio. Más allá de la plataforma había escalones de piedra que conducían hacia abajo y desaparecían en las partes más espesas de la niebla, dando la impresión de estar sobre el interminable mar de nubes plateadas.

"¡Vaya! ¡Mira este lugar!" dijo Natsu, su voz resonando por todos lados como si estuvieran en una caverna abierta. "¡Es como el Mundo de los Espíritus Celestiales!"

"Realmente me recuerda a eso", dijo Lucy, mirando el cielo estrellado, su voz resonando igual. Se encogió de hombros y sonrió mientras miraba a todos. "La única diferencia es que no hay espíritus celestiales que nos den la bienvenida con una fiesta. ¿Supongo que se supone que debemos seguir estas escaleras? ¡Oh, oye! ¿Dónde está Ultear?"

Wendy jadeó y apartó su mano de la de Link presa del pánico. "¡Oh, no! ¿Se quedó atrás en el templo?"

"Juro que estaba justo a mi lado", dijo Lucy, rascándose un lado de la cabeza. Ella frunció los labios y frunció el ceño. "Espero que no nos saltemos otros tres meses en Earthland mientras estemos aquí... Deberíamos irnos. Link, ¿estás listo?"

Link asintió y sonrió con confianza. Wendy ofreció una sonrisa confiada y ambos caminaron uno al lado del otro mientras seguían a Lucy y Natsu por los escalones neblinosos.

La niebla se abrió lentamente frente a ellos, revelando más y más pasos mientras el cielo estrellado desaparecía lentamente de la vista. A medida que descendían, el aire parecía espesarse con energía mágica, haciendo que cada respiración que tomaban fuera vigorizante.

No pasó mucho tiempo cuando llegaron al fondo. En el momento en que el pie de Natsu tocó el suelo por primera vez, pareció que entró en un charco de luz cuando una onda de color blanco brillante irradió a lo largo y ancho, haciendo que la niebla se alejara en forma de una ola alta y silenciosa. Lo que esperaba detrás de la niebla era una plataforma cristalina gigante de color blanco puro que flotaba en medio de una galaxia impresionante.

Era completamente diferente del mundo estrellado sobre los escalones. Los soles ardían a lo lejos, variando en varios colores para iluminar las rarezas que flotaban por todo el cosmos visible; lunas y planetas de todas las formas y tamaños con anillos de luz, roca o preciosas gemas brillantes; enormes castillos y templos construidos sobre rocas que levitan o flotando por el universo por su cuenta; y lo más interesante de todo, colosales bestias que flotaban entre las estrellas, cargando mundos en sus espaldas y otras partes de sus cuerpos.