Eran aproximadamente las 10:30 PM, aquel hombre de edad avanzada caminaba de un lado a otro, veía constantemente el gran reloj, estaba preocupado pero a la vez muy enojado, Raine se había escapado de casa hace más de tres horas y es momento que no regresa.
Finalmente se cansó de esperar así que se apresuró lo más que pudo para salir sin embargo se encontró con el pequeño pelimenta justo entrando al castillo
—¡Raine Whispers! ¿Dónde estabas?— preguntó el hombre mientras sujetaba al chico de los hombros —Quería despejar mi mente.... Necesitaba entender el porque nací en esta familia, una familia donde claramente no encajo—
Suspiró profundamente arrodillándose a la altura de Raine —Hijo... Quiero disculparme con lo que pasó hace rato, claro que te quiero el problema eres tú y tu manera de ser, siempre me desobedeces solo quiero lo mejor para tí y sí te digo que ser amigo de esos simples brujos no te trae nada bueno es porque yo sé muchas cosas, no tengo problemas con Darius, pero los demás...—
Él pequeño no dijo nada simplemente lo escucha pensando en cada palabra que salía de la boca del adulto —Papá, son los únicos amigos sinceros que tengo, los únicos que realmente deseo en mi vida, no los que tú me obligas a tratar, confía en mí, déjame ser feliz— el hombre lo escuchó tan convencido, tan decidido —De acuerdo Raine, no diré más, pero por favor, no hagas nunca más lo que pasó hoy... Estaba muy preocupado y tuve que mentirle a tu madre para que pudiera dormir tranquila—.
—Prometo que no lo haré papá— Por un momento sintió algo de comprensión por parte de su padre, y lo hacía sumamente feliz, por fin se sentía comprendido.
Su noche estuvo llena de emoción, y en su mente estaba aquella niña que conoció de una manera tan graciosa, la recordaba y sentía ver a un ángel, solo quería que llegara el momento de volver a verla.
Por su lado Eda llegó a su casa feliz luego de haber conocido al lindo niño que no le hizo sentir mal y la escuchó cuando nadie más antes lo había echo, entró a su casa intentando no hacer ruido pero su madre la descubrió
—Edalyn ¿Dónde estábas?— Preguntó algo preocupada, se que sentiste mal por esto, pero cariño no es culpa tuya... Es de esa, ¡Bestia!— Eda recordó lo sucedido antes de irse, sin querer había atacado a su padre por culpa de aquella maldición que tenía —Yo... —
—Tranquila brujita, todo estará bien, tu padre está bien, estábamos muy preocupados por tí ¿Cómo lograste calmar a la bestia?— preguntó la mujer y ahora que Eda lo pensaba tampoco sabía cómo fue pues siempre llamaban al aquelarre de curación para esto, pero está vez con la compañía del pelimenta había podido controlarlo bastante bien.
—N-no tengo idea... — Hizo mención, intentaba controlar sus lágrimas, se sentía tan mal por lastimar a su padre, por herir a los demás —Agradezco al titán que pudiste hacerlo, ve a descansar— No dijo más y subió hasta llegar a su cuarto, aún se preguntaba cómo logro controlarse y no lastimar a Raine...
Bueno, parece que sería una pregunta sin respuesta, dejó eso de lado y se recostó sobre la cama mientras veía al techo recordando la cálida sonrisa del pequeño pelimenta, como le prestaba atención a todo lo que ella decía y el como sus ojos completamente centradas en Eda la hicieron sentir extrañas cosas, era joven, pero sentía eso que tanto llamaban "amor" estaba segura de eso, no había forma que fuera algo más.
Raine había pasado una exelente noche, una dónde sintió soñar con ella, con Eda.
Se levantó de la cama hasta el baño donde se dió una ducha y bajó a desayunar, tenía un semblante tranquilo y sonreía constantemente algo que llamó la atención de la mujer que le atendía en el desayuno, usualmente Raine se veía algo triste al desayunar pues siempre lo hacía solo, sus padres como siempre estaban ocupados y su rostro reflejaba tristeza, pero esa mañana no era así, estaba comiendo tranquilamente, y echaba un par de suspiros de vez en cuando, muy extraño a decir verdad.
La mujer se acercó a él hablando con una voz serena preguntó —¿A qué se debe esa sonrisa Raine?— La mujer era muy apegada a él pues le había cuidado desde muy pequeño, más que una simple empleada era como familia para Raine —¿Sonrisa? No... Para nada— Intentó disimularlo pero evidentemente no pudo —Sabes que no puedes engañarme ¿No es así?— Se sentó al lado suyo —Dime, ¿Que o quien es la razón por la cual estás así?— Raine se ruborizó levemente.
—No sé de qué hablas, no es nada— Terminó de desayunar y se levantó sin embargo sabía que su cuidadora no se quedaría tranquila hasta saberlo, saber la razón por la cual estaba así —Supongo que... Podría decirte algo sobre, ella— Dijo viéndola —Sabía que era algo relacionado con ésto. Cuéntame todo Raine— Sus ojitos se iluminaron de una manera tan linda y evidentemente estaba enamorado también.
Eda también había desayunado junto a su madre y hermana mayor mientras que su padre estaba en la habitación pues estaba descansando, al igual que Raine ella tenía un semblante muy feliz, pareciera olvidando lo ocurrido con su padre la noche anterior.
—¿Edalyn? — Llamó su hermana mayor para hacerle reaccionar porque estaba simplemente sonriendole a la nada sin comer —¿Eh? Oh... Perdón estaba pensando —.
—Sí, eso ya lo notamos— respondió la madre de ambas jóvenes —Edalyn ¿Y porque estás tan feliz? Tanto que no has comido casí nada—
—Ehh bueno yo... Conocí a alguien— No podía ocultarles algo tan importante y les contó hasta el más mínimo detalle.
El día para ambos transcurrió normal, pero sentían que las horas se hacían largas y eternas, pero finalmente el reloj marcó las 5:PM y ambos salieron de sus casas, Raine con el permiso de sus padres y Eda con el de su madre, ambos tan emocionados por reencontrarse.
Llegaron al lugar acordado, sí la colina donde ambos se conocieron
El primero en llegar fue Raine, a lo lejos notó llegar a Eda en su palizman.
—¿Llego tarde?— Preguntó con una sonrisa y un pequeño rubor no muy notorio —Para nada ¿Cómo está señorita?— Habló amablemente Raine —Muy bien de echo— Se acercó hasta él y le dió un abrazo algo que hizo a Raine sonrojarse —M-me da gusto Edalyn —
—Llamame Eda— Se sentó en el césped esperando que Raine hiciera lo mismo y así lo hizo segundos después el pelimenta estaba sentado a su lado —De acuerdo Eda—
Ella le sonrió y luego se acercó tanto a él como pudo poniendo a su contrario algo nervioso—Ehh.. ¿Pasa algo?—
—De echo sí, es cierto que eres ese Raine Whispers... ¿El principe?— él se aclaró un poco la garganta antes de hablar —Bueno lo soy, pero eso no significa que tú tengas que tratarme como superior, odio que me traten así, solo deseo tener amigos, tener una vida normal como la de los demás niños—
—Tranquilo, jamás lo haría, solo deseaba saberlo, es que le conté a mi madre sobre tí y según la descripción que le di me dijo que eras el principito ese, osea no es que sea malo... Pero te imaginaba diferente... — Raine levantó una ceja medio confundido —¿Diferente? — Ella le sonrió al verle así —Sí, pensé que serías el típico chico creyéndose mejor que todos solo por ser de "sangre azul"—
—Mi sangre es roja, Eda— Ambos rieron ante tal comentario. Al parecer está amistad iba para largo, ambos se entendían a la perfección, aunque sus actitudes eran completamente opuestas a la del otro.
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Ya ahora zi
Hace rato sin querer lo había publicado incompleto JAJAJAJAPido perdón si hay alguna falta de ortografía, la escribí como a la 1 de la mañana pq no tenía internet ptlw JAJAJAJAJA
Chao jóvenes
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✦•····• 𝐄𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐲 𝐥𝐚 𝐁𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚 •····•✦
FanfictionRaine y Edalyn se conocieron cuando eran unos niños y su amistad creció gracias a esto, pero el padre de Raine no quería que esa amistad existiera, y mucho menos un romance, él haría lo que fuera para alejar a Edalyn Clawthorne de su preciado hijo...