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FUEGO Y SANGRE ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN
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CAPÍTULO XIII: Él primer paso
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VOLAR... NADA PODÍA COMPARARSE a la libertad que otorgaban los cielos. Bruma batía sus alas rítmicamente, rozando la superficie del agua y haciendo que salpicaduras de agua se dispersaran en todas direcciones. Laenor cierra los ojos, deleitándose con el fresco aroma del agua salada. Amaba volar en Bruma más que muchas cosas. Más que los vinos dulces, más que los caballos de raza, más que el sabor de la victoria sobre otro enemigo.
A lomos de su dragón, simplemente era Laenor. No el heredero de Marcaderiva, no el futuro príncipe consorte, sino un hombre que deseaba disfrutar de la fuerza de su juventud tanto tiempo como fuera posible, pues según le decía su madre, esa etapa pasaría demasiado rápido. Por eso, las horas pasadas en la silla de montar de Bruma eran invaluables.
El juguetón gruñido de Syrax lo hace abrir los ojos. Se gira hacía atrás para ver la pequeña figura de Rhaenyra, sentada firmemente en la espalda dorada de Syrax. Él contempla la amplia sonrisa en el rostro de la princesa y, piensa en cómo ver la felicidad en su rostro era una recompensa digna, por lo que pronto tendría que reunir todas sus fuerzas para garantizar su seguridad y un futuro tranquilo para ellos y sus futuros hijos.
