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FUEGO Y SANGRE ACTO II: MAREAS TORMENTOSAS
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CAPÍTULO LV: Poder es poder
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RHAENYS AÚN NO ACABABA de asimilar lo que había ocurrido. Sabía, claro, que Rhaenyra pretendía influir en la decisión de Viserys respecto a la nueva Mano del Rey... pero jamás imaginó que su sobrina propondría su nombre. Mucho menos que, apenas una semana después de aquella conversación, el rey la llamaría a sus aposentos para extenderle la insignia de la Mano: el broche en forma de una mano que empuña un anillo con los dedos extendidos, mientras un pin afilado emergía de su base, listo para fijarse en su vestimenta.
━━Alguna vez te arrebaté la posibilidad de convertirte en la primera reina de los Siete Reinos, prima ━━le dijo Viserys, mirándola de frente, con la voz firme━━. Hoy te pido ayuda para gobernar este reino, que amenaza con deshilacharse en cuanto aparte la mirada.
Rhaenys se quedó sin aliento. Permanecía en la Fortaleza Roja por sus hijos, por apoyar a Rhaenyra, por proteger a sus nietos que aún no nacían. Sí, había observado con atención el vaivén de los grandes señores, cultivado alianzas discretas, prestado favores aquí y allá... pero ¿ser la Mano del Rey? ¿El segundo escaño más poderoso de todo Poniente? ¿Sentarse en el Trono de Hierro para conceder audiencias al pueblo?
