Baekhyun despertó de un sueño reparador antes de que el sol quisiera levantarse. Se encontró solo, como todas las mañanas desde que había decidido dejar la casa de campo de sus padres. Una extraña sensación se alojó en su estómago, haciéndolo correr directo al baño, mientras en la mesa de noche comenzaba a chillar el despertador de su teléfono.
El revoltijo en el estómago terminó convirtiéndose en vómito, con el almuerzo y cena del día anterior, junto con unas golosinas que recibió como regalo, repartidos por el inodoro.
Se quedó sobre el suelo unos segundos tratando de contener el aire y limpiando las lágrimas provocadas por las náuseas, cuando estuvo más tranquilo tiró el pijama al lavado después de prácticamente vomitarse encima. Para el momento en el que se metió a la ducha, el reloj marcaba las cinco de la mañana, su rutina diaria era bastante simple, pero decidió utilizar un poco más de tiempo para cumplir con la rutina de limpieza que realmente no seguía al pie de nada, simplemente cuando recordaba que las cremas y jabones que tanto habían costado tenían fecha de caducidad.
Descansó la frente en las heladas baldosas y enseguida soltó un suspiro. Por mucho que durmiese bien, terminaría destrozado una vez más por el arduo día de trabajo y las lociones no podían combatir todos los días sus ojerosos ojos. Bien era cierto que las obligaciones laborales lo estaban sobrepasando más de la cuenta, mucho más aún por el constante cambio corporal, la inevitable subida de peso y el cansancio por hacer cualquier cosa, por mínima que fuese.
Las gotas que se desprendían de su cabello mojado terminaron empapándole los hombros que acababa de secarse, limpió el vidrio empañado para darse un vistazo en el espejo y lo notó, estaba a nada de cumplir las dieciocho semanas y podía notarlo en la oscurecida línea que viajaba desde el ombligo al vientre, se giró de perfil para admirar el bulto que poco a poco crecía. Su cerecita había dejado de serlo para convertirse en un pimiento, uno que manifestaba su presencia con movimientos repentinos.
Baekhyun volvió a pasar la toalla por sus hombros y se cubrió el cuerpo con la única camisa que le quedaba disponible, no podía recordar el día en el que había bajado a limpiar su ropa, pero estaba claro que venía siendo hora. Al comenzar a abotonarla notó un cosquilleo en los pezones, podía verlos a través de la tela, erectos y enrojecidos, era de esperarse, las hormonas hacían todo tipo de magia cuando se estaba embarazado.
Eso había aprendido de los miles de folletos que leyó cada que se encontraba en la sala de espera en el ginecólogo.
El pantalón de vestir le quedó demasiado ajustado para su propio gusto, no hacía mucho desde que los había comprado y ya casi no podía usarlos, al ritmo al que iba terminaría con un guardarropas lleno y sin nada que le quedara lo suficientemente bien como para estar cómodo durante el ajetreo del trabajo.
Se llenó el estómago recién vaciado con las guarniciones que Chanyeol aprendió a preparar sólo para él, Baekhyun no era un experto culinario, pero podía asegurar que le bastaba con el esfuerzo de Chanyeol y las cucharas medidoras que había adquirido después de salar demasiado un huevo. Aunque era gracias a las virtuosas manos de Chanyeol que estaba engordando tanto, en primer lugar, por el bebé que le había clavado en el vientre y en segundo, por el buen trabajo que hacía para mantenerlo saciado.
Ya su madre le había advertido sobre los guitarristas antes. «Tienen buenos dedos para todo», mencionó ella cuando le impidió tener citas con Do Kyungsoo, el hijo de los criadores de cerdos que vivía tres casas más a la izquierda.
La alarma volvió a gritar, anunciándole que se acercaba la hora para partir. Corrió desde el baño a su habitación y de la habitación hasta la entrada, guardando lo necesario en su mochila y cuidando de no caer por pisar alguna de las prendas desperdigadas por el suelo. Ya en la entrada se colocó los zapatos tan rápido como pudo sin detenerse a atar los cordones. Cuando abrió la puerta listo para correr escaleras abajo, la sonrisa de Chanyeol lo recibió. Estaba apoyado cómodamente sobre el marco exterior, agitando las llaves de su nuevo automóvil, pavoneándose de la adquisición con evidente orgullo.
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Antojos de Medianoche
FanfictionByun Baekhyun y Park Chanyeol distan mucho de ser la típica pareja modelo que te encontrarías en la portada de una revista. Más bien, su relación se basa en un acuerdo pésimamente redactado vía mensajes de texto para tener sexo sin ataduras. Enfrasc...