Chanyeol llevaba eternos días esperando por noticias de Baekhyun.
La peor idea que pasó por su mente y llevó a cabo fue, sin duda alguna, creer que el padre de su hijo entraría en razón por primera vez en su vida y se permitiese depender de otros, aunque fuese un poco. Pero todo le estaba saliendo mal, muy mal.
Sin embargo, y a pesar de no saber qué pasaba con él, sí que lo había visto un par de veces yéndose al trabajo, todo gracias a la mirilla de la puerta de entrada, en la que esperaba pacientemente cada mañana por que el mayor decidiera aparecer, arreglar los malentendidos y ser felices de una maldita vez. Cada vez resultándole menos y menos probable la existencia de un escenario en el que Baekhyun asumiera y aceptara sus errores, dejando que los compañeros de banda de Chanyeol pagaran la fiesta. Principalmente, porque se convertía en un maniático cada que salía una conversación sobre dinero a la luz.
A Chanyeol le resultaba difícil de creer que estaba a nada de ver a su hijo nacer y todavía no gastaba un solo won en sus expensas. Le estaba siendo insoportable tener que quedarse de brazos cruzados y conformarse con la libreta de ahorros que había levantado para los futuros gastos de su primogénito.
No obstante, todavía quedaban unas cuantas semanas en la que uno de los dos padres debía disculparse con el otro y Chanyeol tratando de mantener su orgullo por lo alto, decidió que no iba a dejarse ganar por nada, por nadie ni por Baekhyun.
Cuando llegó a la sala de ensayos, el silencio se hizo presente, al igual que el resto de los días de la semana. Entró al lugar cabizbajo, de humor explosivo y dispuesto a armar una trifulca por cualquier cuestión que le pareciera injusta. Sólo que sus amigos y compañeros de banda no eran del tipo de pelear realmente, sino todo lo contrario, y es que todos eran igual de pasivos cuando se trataba de ponerse de malas. Quizás era eso lo que hacía a Chanyeol un blando que siempre aceptaba las migajas que le tiraban.
—Te dije se negaría —le susurró el bajista al baterista, de una forma para nada sutil, puesto que las palabras también llegaron a oídos de Chanyeol.
El líder soltó un grito de exasperación pura—. ¡Fui yo el que lo dijo! Baekhyun es un orgulloso de mierda, fue una estupidez creer que sería diferente.
—Igualmente podemos hacer una fiesta nosotros, no necesitamos de él para nada —por sus decires, Jongin se ganó una fuerte palmada a manos del más joven de la banda—. ¿Y eso por qué?
—Necesitamos de él para el bebé —dijo Sehun con el tono de voz más plano, pero enfadado de la existencia.
El moreno asintió con la boca abierta—. No lo había pensado.
—No me sorprende.
—Cállate la puta boca.
Chanyeol los dejó tonteando y tiró de su guitarra hasta el cuarto de grabación, agradeciendo que este estuviera insonorizado para dejar de escucharlos quejarse el uno con el otro de tonterías. Jugó con las cuerdas mientras se acomodaba sobre el plano asiento de madera frente al micrófono, intentando encontrar una melodía que le resultara lo suficientemente interesante como para escribirle una canción.
El trabajo se resumía en que Sehun y él solían encargarse de la lírica, mientras que Jongin buscaba el ritmo adecuado para acompañar las letras que salían de la mente en conjunto del guitarrista y el bajista. Sin embargo, hasta el momento no había nada, solo un par de acordes que sonaban bien tocados juntos porque eran parte de una regla básica alguna vez inventada por otra persona.
Pero tener a Baekhyun en mente no le ayudaba en nada.
—¡Mi abuela toca mejor esa mierda que tú! —gritó Sehun, interrumpiendo su inexistente paz e intentando de huir de los ataques de Jongin.
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Antojos de Medianoche
FanficByun Baekhyun y Park Chanyeol distan mucho de ser la típica pareja modelo que te encontrarías en la portada de una revista. Más bien, su relación se basa en un acuerdo pésimamente redactado vía mensajes de texto para tener sexo sin ataduras. Enfrasc...