¿Un motivo inspirador? Le preguntaron en aquella ocasión cuando ellos quisieron darle más significado a su propia razón de ser. Pero solo hallaron una burla tonta.
A la edad de diecisiete años de edad Lugh Callaghan entró al mundo del vandalismo con el motivo por el cual alguien como él lo haría.
Se armó una contienda entre un admirado y respetado líder de pandilla, y un joven que arraigó buscando conflictos en los territorios que rondaba. Aglomerándose alrededor de ese conflicto, los demás pandilleros alentaban a su líder con gritos y bárbaras acciones; el líder salió a defender los ideales que lo motivaban, que iban desde la protección de personas semejantes a él, hasta el rechazo de la autoridad por su incompetencia y negligencia.
Cuando empezó el combate subió ambos de sus brazos cerca del rostro, unos rumoraban que había entrenado como boxeador por su abusivo padre, y con esa arma él se aproximó a paso lento; creía firmemente en que el primero que atacaba llevaba la ventaja, así que lanzó el primer puñetazo, y su adversario lo evadió con un salto, luego extendió otro a un costado del rostro, ese también fue eludido. Dicho conflicto se la pasó la mayor parte del tiempo en un correteo, pero de pronto, el joven que arraigó allí se aburrió, arrojó una patada contra la rótula de la pierna derecha del líder, eso lo desestabilizó, obligándose a agazapar, en ello un puñetazo lo impactó en el rostro, quiso defenderse, pero de manera sorpresiva los movimientos de quien se enfrentaba cambiaron drásticamente. Tomó el puño que extendió, se enredó con sus piernas y lo doblegó en el suelo, e incluso al rendirse, este se lo fracturó.
Todos en el terreno dejaron caer sus bocas, y el silencio se hizo en sincronía. Un líder retorciéndose de dolor se hallaba en el centro, sollozando, se lamentó, porque era posible que no pudiera volver a boxear.
Lloró, replicándole.
—Está bien —le dijo el chico—. Te lo enseñó tu padre ¿no? Entonces debes darme las gracias. Jamás te convertirás en alguien como él.
Hallándose en la cima de esa jerarquía bárbara, Lugh se postró como el vencedor, cuando fue coronado como el nuevo líder, y uno de los subordinados se lo preguntó.
Dijo él.
—¿Un motivo? Amm... Bueno —dijo. Lo meditó mucho, cambió sus gestos en respectivas ocasiones, y contestó—. Supongo que estaba aburrido...
Ese subordinado no dijo nada. No pensó nada. Bajó del lugar tembloroso.
Al día siguiente él abandonó el grupo.
—Te dije que si te volvía a ver resolveríamos esto. ¿No dijiste que no te meterías más en nuestros asuntos?
El Hombre de Gran Fe alzó una ceja, ladeó su cabeza y luego la giró hacia Lugh, quien seguía de pie ahí, pero parecía que toda esa situación no le importaba más mínimo. Llevaba una expresión indiferente, con ojos somnolientos, él solo bostezó, parpadeó varias veces y se rascó la cabeza.
—Y pensar que la palabra "bárbaro" tendría una representación —comentó el Hombre de Fe—. ¿De verdad lo conoces? Me come la curiosidad de saber cómo alguien como él, y como tú se conocen.
—No es de importancia, solo es un recuerdo pasado. Si tuviera que hacer una analogía, diría que es el hijo tonto del presidente de una prestigiosa empresa.
—Puedo suponer que tú eras el presidente de dicha empresa.
—Algo así, y dicha empresa era una banda de delincuentes. Y él es alguien que se encontraba en los bajos rangos de la banda. Un poco de droga, manipulación básica y buenos contactos y puedes llegar lejos.
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El Abismo de las Entidades: Aka Savant
Misterio / SuspensoLa novela se enfrasca en el origen de un revolucionario acechado por el remordimiento de su cruzada. Quien arrogante y mentiroso, hablaba de un mundo mejor mientras ocultaba su egoísta deseo, que terminó por engullirlo en una iluminación fúnebre. S...