CAPÍTULO IV. SHOCK POST-TRAUMÁTICO

198 11 8
                                    

Mis ojos se abrieron lentamente, aún sentía cómo si me hubiera golpeado, mordido y escupido un Elefante. Miré a mi alrededor, algo extraño estaba pasando... Se podía ver con mucha claridad aquella sala en la que estábamos. Sentía un peso inusual sobre mi frente y sobre mi hombro, aunque mi cabeza daba vueltas. Bajé mi mirada un poco y me exalté. Zenna estaba totalmente dormida sobre mi hombro.

Recorrí mi mirada por su brazo y entendí que tenía sus manos sobre mi frente. ¿Pero que demo...? Contuve la respiración unos segundos. Su largo cabello se veía de un color blanco muy extraño. Bajé un poco más mi mirada y observé como estábamos cubiertos por una cobija de color plateado. He atravesado todo el universo, recorrido planetas sin vida, me he quedado varado sin energía en medio de un agujero negro, he estado al borde de la muerte, y persiguiendo una Galaxia inexistente durante años, pero, nunca había estado en una situación como esta...

Carraspeé mi garganta para ver si de esa manera Zenna se despertaba. E instantáneamente unos ojos negros y fúricos se situaron sobre mi cabeza. Era la extraña iguana negra voladora que acompañaba a Zenna... Me mostró sus colmillos en señal de que me quedara quieto o sino... me iba a morder.

Tragué saliva, esa iguana realmente daba mucho miedo. Giré mi cabeza de nuevo y me quedé inmóvil contemplándola dormir. Su cabello era muy largo, y algunos mechones caían por su cara, sus pestañas eran largas, sus facciones muy delicadas, tenía un sobretodo blanco, con solapas grandes, que estaba dividido por un cierre que atravesaba todo su cuerpo, y pude observar unas pequeñas pecas que sobresalían bajo sus ojos azules. Por más loca y desquiciada que ella estuviera, se sentía un aura de tranquilidad y seguridad a su lado.  

Zenna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zenna. Raza Healer

Tenía una sensación muy extraña, era incómoda y a la misma vez agradable. Comencé a pensar que, a parte los pocos recuerdos que tengo de mi madre, y del resto del escuadrón. Nunca había visto un ser vivo en mi vida. Aún pensaba que estaba soñando, yo había pasado 8 años buscando las Amarantas Eternas con mis padres a través del universo, y luego de separarme de ellos, pasé muchos años sin ver otro ser vivo. Eso era mucho tiempo sintiéndome solo, y aún no podía creer que había llegado a un planeta con tanta vida. Pero, ¿Qué había pasado?, no recuerdo haber colocado las coordenadas de este planeta en el sistema de la nave. Es más, memoricé prácticamente todo el mapa interestelar y no recuerdo haber visto algún planeta llamado Nexum.

Ohh... Mi nave. Abrí mis ojos como platos, y recordé que... ¡Demonios! ¡Mi nave se destruyó en pedazos! Me comencé a preocupar, ¿Ahora qué puedo hacer sin mi nave?, ¿Cómo puedo continuar mi búsqueda? los mapas interestelares, los recuerdos de mi escuadrón, mi ropa, mis armas, mi hogar, toda la información que habían recopilado durante años mis pares sobre las Amarantas Eternas, los hologramas de localización ¡TODO! estaba perdido. Comencé a hiperventilar... pero trataba de no exteriorizar lo que sentía.

Zenna se movió un poco, y comenzó a abrir los ojos lentamente, se veía bastante agotada. Y cuando se dio cuenta que estaba sobre mi hombro, sus ojos se abrieron de par en par y su cabello adoptó instantáneamente el color morado. ¿Morado? Que ridícula se veía.

NEXT-GEN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora