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El pálido no se preocupó por la mordida en su pierna, pues pensaba que ya había soportado lo peor del veneno, también no se sentía mal por ello se fue al trabajo, aunque se había vestido algo diferente a lo usual, se había vestido con algo más ajustado de abajo y corto de arriba con una chamarra encima de aquella camisa corta que dejaba ver parte de su abdomen y su ombligo.

Ayer había pasado toda la noche depilandose todos los vellos de su cuerpo pues a su parecer se veía muy antiestético, también se hizo algunos faciales y su piel estaba más tersa que las nalgas de un bebé. En consecuencia, llegó al trabajo captando las miradas de todos por su rara apariencia y uno de sus grandes amigos no fue la excepción.

— ¿YoonGi-Hyung? — preguntó extrañado el rubio mientras se acercaba a él y lo veía de arriba hacia abajo.

— Hola, HoSeokie — saludó el pálido con una sonrisa.

— ¿HoSeokie? — soltó el rubio confundido a más no poder, pues su Hyung nunca se dirigiría a él así.

— Sí, ¿tiene algo de malo? — ladeó un poco la cabeza viéndolo.

— Mmm... sí, sólo las mujeres me llaman de ese modo — contestó con algo de incomodidad.

— ¿Por qué? — preguntó algo aburrido y disgustado.

— Porque sólo las chicas usan apodos empalagosos — su tono era de obviedad.

— No es cierto, también podemos usar apodos cariñosos, Hobi — reprendió esbozando una sonrisa.

— No me parece... es raro y me da un escalofrío cada vez que me dices así — dijo temblando de repulsión y su rostro lo demostraba.

— Te acostumbrarás luego, Hobi, nos vemos más tarde tengo asuntos del trabajo que resolver, chao — se despidió con una sonrisa para entrar a su lugar de trabajo.

HoSeok se quedó extrañado por la actitud de su mayor, pero tampoco podía decir mucho pues su mayor siempre reprendía las faltas de respeto, además le daba un escalofrío terrible al verlo sonreí, por ello no puso mucha objeción y después de unos segundos pensando en la situación se retiró a su lugar de trabajo.

En el trabajo, HoSeok algunas veces se topaba con YoonGi y este le saludaba y algunas veces no por estar ocupado ya que era uno de los encargados de ese piso de esa compañía. Por eso nadie comentó a cerca de su vestimenta descomunal.

Al salir del trabajo, HoSeok nuevamente se volvió a encontrar con YoonGi.

— Hobi, hola — sonrió.

— Hola, YoonGi-Hyung — cedió y se acercó a él.

— ¿Quieres ir a comer conmigo? Yo invito — invitó buscando las llaves de su auto en los bolsillo de sus chamarras.

— No lo sé, Hyung... ¿me invita como amigo o como jefe? —.

— Como amigo, no afectará a tu trabajo — respondió un poco ofendido.

— Entonces, como amigo, no puedo ir, tengo cosas que hacer —.

— ¿Seguro? Y si te lo pidiera como jefe... ¿irías? — preguntó aunque especulaba un poco sobre la respuesta.

El rubio pensó y pensó, si le decía que sí sería mentira que tenía cosas que hacer y si le dice que no ¿eso también no sería una mentira? Por ello sólo se quedó en silencio. YoonGi sabía la respuesta por lo que soltó una risa con algo de decepción escondida.

— No te iba a invitar como jefe de cualquier modo, no abusaría de mi poder nunca — tranquilizó. — Entonces, nos vemos luego, Hobi, suerte con tus "cosas" — agregó comillas en cosas, para luego dirigirle una sonrisa e ir a buscar su auto.

HoSeok agradeció que YoonGi no insistiera, por lo cual dejó escapar un largo suspiro de alivio y fue a buscar su auto para ir a casa y hablar con sus amigos sobre lo de YoonGi.

Nadie supo lo que le estaba pasando a YoonGi y era extremadamente raro, puesto que él era el más serio, con una actitud como un témpano de hielo, era raro verlo reír o bromear, aunque lo hacía de vez en cuando, más cuando se trataba de conquistar a un chica. Todos especularon y tal vez pensaron que YoonGi había recibido un golpazo en la cabeza y se había vuelto loco... era eso o la cobra lo había mordido, aunque la primera era más probable, pues se decía que la cobra ya había sido capturada.

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Un pelipúrpura y un pelirrojo se encontraban en un parque de la capital de Corea, o sea, Seúl, este parque era algo pequeño, más pequeño que el central, estaba menos concurrido por las personas y parecía más tranquilo, pues no había muchos carros transitando por esa área. Este par se habían reunido en este lugar pues tenían una cita doble con unas chicas que habían encontrado cuando habían salido juntos en una ocasión a un bar.

Ambos estaban emocionados por ello se habían arreglado a la altura de modelos para resaltar sus dotes, mientras esperaban estaban hablando sobre lo bonitas que eran aquellas chicas, se pasaban tips de ligue y también bromeaban sobre el aspecto del otro.

— No te vez tan guapo como yo, seguro ambas se enamorarán de mí — bromeó orgulloso el pelirrojo.

— Ya quisieras, la chica que quedó contigo, seguro te aceptó nomas por lástima — atacó el pelipúrpura.

— Seguramente — rodó los ojos y se concentró en su teléfono para ver la hora. — Ya están tardando ¿no lo crees? —.

— Tienes razón... tal vez se están arreglando para quedar lo más bonitas posible, ya sabes que las mujeres siempre tardan mucho — tranquilizó.

— Seguro que sí — asintió, pero soltó un quejido cuando sintió un dolor ardiente en su tobillo. Había estado alejando a lo que creía JiMin que era un insecto que estaba en su tobillo, pero repentinamente sintió ese fuerte dolor que empezó a recorrerle por todo el cuerpo en forma de quemazón.

— Oye... ¿Qué tienes? — preguntó extrañado JungKook al ver a su mayor por un año doblándose en si mismo envolviendo su mano en su tobillo, al mismo tiempo que se hiperventilaba.

— Algo... algo — pausó. — M-me mordió — soltó con dificultad.

— Déjame ver — dijo para subir un poco su pantalón y ver dos colmillos pintados en esa blanca piel. — Esto es malo... debemos llevarte a un hospital, te mordió una serpiente — avisó preocupado levantándose.

JiMin intentó levantarse, pero no pudo porqué se desmayó antes de poder hacerlo. JungKook entró en pánico y estaba a punto de llamar a una ambulancia cuando también sintió una picada, sintió las mismas sensaciones que JiMin antes de que se desmáyara para luego él caer en el mismo destino.

La Picadura de la Cobra GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora