𝟐𝟖

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Los tiros resonaron en el prado, una lucha campal entre dos mafias se llevaba a cabo, con detonadores y bullicio, órdenes flotando en el aire de cada lado. Jackson estaba con un rifle en la mano, ubicado sobre el techo de la casa, disparando a lo lejos, a aquellos enemigos ocultos entre la maleza. Sus subordinados estaban abajo, aunque unos cientos metros más lejos disparando a diestra y siniestra contra los Kim. Los bandos se podían diferenciar con claridad, el número una prueba de ellos. Los Kim parecían más, pero la mafia Wang contaba con la afilada vista de Jackson y la rapidez al disparar de Seunming.

-A Jinyoung le disgustará mucho esto -se dijo a sí mismo-. Detesta la sangre sobre sus plantas.

Dio tres disparos más, uno tras otro a un grupo oculto entre un par de árboles cerca del portón de la propiedad. Pero Jackson estaba buscando a Namjoon, quería asesinarlo tan pronto como pudiese para acabar con esa batalla, aunque sabía que bien podría llevarles más tiempo. El hombre estaba empecinado en llevarse el primer lugar en el podio de mafias de Seúl. Tanto lo quería que fue capaz de enviar a la cárcel a su sobrino, el heredero, y de asesinar a su propio hermano. Esa era una retorcida monarquía como las de antaño.

Al parecer, el fiscal era un cobarde que no daba la cara, ya que no lo había visto en ningún momento. Claro, lo mismo podrían decir los Kim de él, pero Jackson no estaba ocultándose, de hecho, estaba en el mejor lugar para atacar. Un ataque sorpresa era lo que lo llevaría a la victoria. Por otro lado, a Seunming le gustaba estar siempre al frente, le gustaba ser el primero en disparar y el último que quedara. Desde muy joven fue así. Seunming era el único hijo biológico que tenía, pero jamás menospreció a Hyunjin o a Jisung por no serlo, en realidad, siempre quiso protegerlos a pesar de ser menor a ellos con un año y medio. Seunming heredaría la mafia como si se tratara de una monarquía, aunque en realidad, el chico se lo merecía, era despiadado y con un gusto particular por esos turbios negocios. Y en un de esos turbios negocios conoció a Jeongin, un empresario de Taegu que estaba en la lista de enemigos de la mafia Wang, y cuando Seunming pensó encargarse de esa piedra, resultó enamorado del pecoso. Un hombre que no le temía a Seunming ni mucho menos, no cuando en realidad le gustó el menudo cuerpo del joven y esos dulces labios en forma de corazón. Seunming fue renuente a sus sentimientos al inicio, pero en medio de tantos intentos por asesinarlo y que ninguno salió como lo esperado, terminó sobre el sofá del empresario, con las piernas desnudas y abiertas.

Seunming era un tornado.

Aun cuando tanto Hyunjin como Jisung recibieron entrenamiento en armas y pelea, a ninguno le gustaba hacerlo, era quizás algo de genes.

El estruendo de una mini bomba resonó, y un gélido viento los envolvió antes de una bruma de polvo. Tan cerca de Seunming... En medio de la neblina, Jackson buscó a su hijo con la mirada, pero poco o nada lograba ver, y cuando comenzó a disiparse, divisó varios cuerpos regados, uno que le pareció el de Seunming. Inmediatamente el miedo comenzó a corroerlo, y una ansiedad le llenó el pecho. Escuchó gritos, y finalmente logró ver a Namjoon bajando de un auto oculto tras varios árboles. Parecía que el hombre saboreaba una precoz victoria.

-Si tocaste a mi hijo, el mismo infierno te parecerá el cielo cuando acabe contigo -masculló, lanzando un certero disparo a la cien del hombre, pero otro disparo se escuchó al mismo tiempo y esa bala mató a Kim. Jackson dirigió su mirada en dirección de donde el disparo provino, y encontró a su joven hijo con el revolver en la mano. El pecho se le hinchó de orgullo-. Nunca me decepcionas, Seunming.

Sobre el pasto quedó tendido el cuerpo inerte del mafioso, y esa fue la señal para que todo miembro de la mafia Kim se retirara, bajo pocos disparos y corriendo entre la maleza hasta desaparecer los pocos que quedaban.

El heredero de la mafia Wang ladró un par de órdenes antes de retirarse al interior de la casa dando por terminada la batalla y celebrando su victoria. Jackson se quedaría un tiempo más sobre el techo, teniendo su experiencia, sería muy ingenuo no revisar el territorio por última vez.

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