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—가라앉아 in the night 끝이 없는 어둠 사이.
Mis puños dolían, había estado practicando boxeo durante la última hora sin cese alguno y ni siquiera era por voluntad propia.
Hyunjae me ha impuesto un tipo de 'castigo' por haber perdido los estribos en la última misión.
Él se encontraba a mi lado, ligeramente encorvado con las manos apoyadas en sus rodillas. Su mirada fija en como mis nudillos enrojecidos golpeaban el saco de arena frente a mi.
La gasa envuelta en mis manos como protección ya ni siquiera estaba cuidando mis manos, estaban coloradas, sin embargo continué.
—Vamos, ¿es lo único que puedes dar?, así no vas a noquear a nadie de aquí en adelante.— no le estaba viendo, pero imaginaba su semblante frívolo, insultando mis ya débiles golpeos para enfurecerme y hacerme trabajar mejor.
Y lo logró.
Mi nariz, entrecejo y labios se fruncieron en dolor y esfuerzo pero retomé el ritmo del inicio.
—Más fuerte, no eres un gallo de pelea ahora, ¿eh?— se burló sombriamente.
Enfocada en el objeto que golpeaba, furiosa por sus palabras, aumenté aun más si era posible la furia de mis puños. Le demostraría cuan jodidamente equivocado estaba.
Pareciera que me hubiera acabado de duchar de lo sudada que me encontraba. Mi cabello, inicialmente seco, ahora estaba totalmente empapado.
—Eso es.— comentó aparentemente satisfecho el mayor y le oí echar un par de risas, viéndolo por el rabillo del ojo corregir su postura y cruzar los brazos por encima de su pecho.—Suficiente Hyaara— ordenó y obedientemente dejé un último puñetazo en el saco, el golpe seco haciendo eco. Dejé salir un corto grito rasposo por finalmente haber culminado el extenuante ejercicio.
O al menos eso quería pensar.
—A la mierda con esto— maldije agitada como el infierno, tomando con mis manos doloridas la botella de agua en el suelo a un lado de Hyunjae.
Me senté en el suelo, bebiendo del líquido como si no me hubiera hidratado durante diez años como mínimo.
—Espero que hayas aprendido a no actuar bajo tus impulsos.— enarcó una de sus cejas, agachándose a mi altura.
—¿Quieres parar ya con eso?
Era realmente incidioso como han de ver.
—Pudiste haber tirado por la borda la misión.— defendió por enésima vez su punto de vista y la repetición de sus palabras me hizo rodar los ojos con hastío.
Dejé la botella a un lado, vacía.
—Ya, pero no lo hice.— contraataqué, demasiado ocupada desenvolviendo la gasa de mi mano derecha como para establecer contacto visual con él.
