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-잡아끌어 나밖에 모르게.
Ambos llevamos de vuelta a la chica a su casa, y vaya casa, era notorio que era hija de un magnate del gobierno.
Justo ahora ambos nos habíamos detenido un par de cuadras antes de la base, ya saben, para evitar que el ruido de las motocicletas despierte a alguno de nuestros compañeros.
Retiré mi máscara y volví a recoger mi cabello, sintiendo una repentina comodidad que me obligó a suspirar con alivio.
-Tienes la nariz hecha trizas.- comentó Sunwoo de repente, recordándome que aún permanecía la sangre en ambas de mis fosas nasales, evidentemente ya seca.
Encogí mis hombros, otorgándole poca importancia al asunto, en cambio, una de mis cejas se arqueó para mofarlo -No puedo decir lo mismo de ti, te ves bien si no fuera por esa puñalada.- y en serio que si no fuera por el famoso punzón, no parecía tener ni un solo rasguño.
Al contrario de mi, que llevaba la nariz rota, un moretón en mi mandíbula, una pequeña quemadura circular en mi clavícula y la leve marca de un par de manos alrededor de mi cuello.
Él solo pudo reír, revolviendo sus propios cabellos azabache.
Hubo un silencio cómodo entre ambos que me permitió pensar en que realmente había olvidado preguntarle algo, algo que él mismo prometió explicar luego.
-¿Cómo sabías que estaba sola en ese sitio?- la pregunta más bien sonó como un murmullo curioso, mi voz considerablemente opacada por el inminente cansancio.
-Ju Haknyeon me fue a buscar a mi habitación, estaba dormido y dentro de su paranoia me despertó y me dijo que habías ido sola a rescatar a una chica secuestrada y simplemente fui a echarte una mano- narró de forma resumida mientras se echaba un par de risas, sí que había sido un despertar abrupto para él y de hecho, dramático.
-Se preocupa demasiado por mi- mis ojos volaron hacia atrás por la repentina histeria de Haknyeon.
A veces quería cuidar tanto de mi que asumía el roll de mi madre, un poco molesto de soportar aunque sabía que no lo hacía de mala fé.
-No debiste haber ido sola- regañó Sunwoo, cambiando en un abrir y cerrar de ojos su actitud anteriormente jocosa por una más seria, listo para hacerme recibir otro sermón en lo que va de noche.
-Me sé cuidar muy bien el trasero, Sunwoo- la estoicidad de mi voz enfrentó el intento de sermón del pelinegro, indispuesta totalmente a ser nuevamente cuestionada por mi arriesgada decisión que al fin y al cabo, ya pasó.
-Oh- ¿En serio?- la incredulidad se adueñó de ambas de sus cejas, alzándolas como si mis magulladuras fueran invisibles en estos precisos instantes.
-Bésame el culo.- gruñí por su aparente burla y aparté mi vista de él
-Es mejor que cuides tu boca, Hyaara- se detuvo al oír mis palabrotas habituales, provocando que mi andar también se detenga.
