ᴇʟ ɴᴜᴇᴠᴏ ʟᴇɢᴀᴅᴏ ── "ᴇsᴛᴏʏ ʟɪsᴛᴀ ᴘᴀʀᴀ ᴅᴇsᴄᴜʙʀɪʀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏ"
¿Que pasara cuando una niña que creció oculta bajo maltratos y una vida que no era real encuentre una familia, una verdad y un poder?
Elizabeth no estuvo en el lugar para ella al crecer, pero...
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. . . Príncipe Caspian
—Baja la espada, niña.
Elizabeth sintió como su respiración se detenía momentáneamente al sentir el filo de un cuchillo en su cuello.
—Calma Nikabrik—dijo una voz mucho más madura y fuerte frente a ellos—. Ceres, ¿Por qué has traído a esta humana aquí?
Lizzie trago en seco notando que el arma seguía pegada a su cuello.
—Ya te lo diré Borrasca, pero primero asegúrate que ese enano deje de amenazar a la humana—dijo el caballo.
—¡No lo repetiré de nuevo Nikabrik! Baja el arma ahora.
Un gruñido salió del ser junto a Elizabeth antes de que, de mala gana, alejara su cuchillo de ella.
—Gracias señ...—empezó Elizabeth levantando la mirada hacia la criatura frente a ella, encontrándose con un enorme centauro que miraba entre ella y el caballo.
—Me gustaría saber qué hace ella aquí—dijo el centauro al que llamaron Borrasca.
Lizzie miró a Ceres quien asintió para indicarle que hablará.
—Soy Elizabeth, vengo de Hogwarts —empezó Elizabeth—, y vine aquí porque unos sueños me hicieron saber que aparentemente es de Narnia de donde vengo, estoy buscando a mi familia.
Una serie de murmullos se extendió alrededor del lugar, y fue entonces cuando Elizabeth se dio cuenta de la cantidad de criaturas que se encontraban ahí.
Centauros, enanos, faunos e incluso más animales parlanchines.
Todo el ruido cesó cuando el centauro dio una patada en el suelo y volvió a hablar.
—Eso quiere decir que has recorrido un muy largo camino, niña, así que me pregunto, ¿Qué clase de sueños fueron tan importantes para que cruzaras esté camino?
—He visto de todo —comenzó Elizabeth tomando el collar de su cuello con nerviosismo—. Distintos tipos de sueños parecen estar conectados, incluso cuando creo que no tienen similitudes. He visto una familia y luego vi como eran rodeados por un incendio. Vi a un hombrecillo viejo correr con una bebe en el bosque, y como se le caía este mismo collar en él —murmuró Elizabeth levantándolo—, para luego ser este hombre quien entregó al bebe a otra familia.
