Capítulo extra #1.

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Sergio sentía que aquella silla podría romperse en cualquier momento con el peso de ambos, aun así, siguió impulsándose con las piernas una y otra vez, mientras Max lo sostenía de las caderas, aparentándolo con fuerza cada vez que el rebotaba sobre la erección que lo penetraba.

En la habitación solo se podían escuchar los gemidos de ambos y los vulgares sonidos de sus muslos chocando contra los testículos de Max cada vez que se introducía profundo en él. Estaba bañado en sudor y se sentía exhausto, pero quería más de aquello, quería sentir el pene de Max dentro de él tan profundo como fuera posible.

Sergio comenzó a moverse más rápido, le gustaba cuando era el quien tenía el control de aquello, cuando Max se quedaba sentado y lo dejaba llevar el ritmo de las penetraciones, y a Max le gustaba que Sergio se moviera sobre él, le excitaba cederle el control, estar a su merced.

Max abrió la boca y sus gemidos fueron más altos, más exigentes, Sergio sonrió al escucharlo, ya no le avergonzaba gemir durante el sexo como en el pasado y al él le excitaba de sobremanera aquel sonido, así que como recompensa le dio lo que quería, intensificó sus movimientos, más rápidos y fuertes, Max enterró sus uñas en la piel de sus muslos y lo retuvo con fuerza cuando llegaron juntos al clímax.

Sergio relajo todo su cuerpo sobre el de Max y este hundió la cara en su cuello.

Se quedaron en aquella posición hasta que Sergio comenzó a sentir que se le entumían las piernas, se puso de pie, ignorando las quejas de Max.

—Deberíamos salir a dar un paseo —Dijo Sergio, acostándose en la cama completamente desnudo— llevamos tres días aquí y no hemos salido de esta habitación ni una sola vez.

Max también se desplazó hasta la cama y se acostó.

—¿Y de quien es la culpa? —pregunto el neerlandés— Cada vez que hacemos algún plan para salir tú comienzas a besarme o tocarme o tocarte frente a mi para excitarme y que termine cogiéndote en cualquier parte.

—¿Ahora es mi culpa que no sepas controlarte?

Max lo miró como si no supiera si habla enserio o solo bromeaba.

—Yo estaba sentado leyendo tranquilamente cuando tú llegaste, te sentaste en mis piernas y comenzaste a moverte sobre mi pene mientras me besabas en el cuello, tampoco soy de pierda Checo, tengo sentimientos ¿sabes? A veces pienso que solo te casaste conmigo por el sexo.

Sergio soltó una carcajada y le lanzó uno de los cojines de la cama.

—Bien, no tendremos sexo por un par de días para que veas que no solo me casé contigo por eso.

—Un par de días es demasiado, no hay que llegar a los extremos, solo intentemos salir de esta habitación unas cuantas horas al día.

—Mañana es navidad —Sergio comprobó la fecha en su móvil para estar seguro— deberíamos hacer algo.

Max giro sobre su cuerpo hasta llegar al extremo de la cama en la que estaba Sergio. Él había amado cada parte de la villa privada en la que estaban hospedándose, pero odiaba la cama, era tan grande que a veces sentía como si estuviera durmiendo solo, a él le gustaba sentir el calor que emanaba el cuerpo de Sergio y su piel rozando la suya, se había acostumbrado tanto a eso que ahora no podía dormir de otra forma, incluso sus ronquidos ya no lo despertaban por las noches, había aprendido a dormir con ellos.

—¿Enserio crees que no tengo planeado algo para celebrar nuestra primera navidad como esposos? Me ofende lo poco que me conoces Sergio.

—Solo supuse que ni siquiera sabías a qué día estábamos, tu móvil se cayó al agua y no has ido a comprar otro.

Crowns & Hummingbird. [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora